CRISIS HÍDRICA DE LA REGIÓN, ¿LA CULPA ES SOLO DE LA LLUVIA?
Entre la búsqueda de las causas de la crisis, sus responsables y la reflexión sobre lo que vendrá, trata esta reflexión del ingeniero Luis Lombó. “Hay que tener mucho cuidado con lo que se va a llevar adelante, por que se corre el serio riesgo de dilapidar recursos y cometer errores que lejos de aportar soluciones traigan mayores problemas”
Por Ing. Luis Lombó – Adelco.
Introducción
En pocos años en la Provincia de Santa Fe, se han sucedido una serie de desastres hídricos de consecuencias devastadoras tanto para poblaciones urbanas, como para sectores rurales, Cañada de Gómez, Santa Fe y Esperanza, solo para citar las más llamativas. Pero no caben dudas que la catástrofe hídrica acontecida la ultima semana, debe convocar a toda la comunidad a una reflexión muy profunda sobre que hay que comenzar a realizar y que abstenerse de hacer, para no estar desamparados en circunstancias como las vividas.
Según los dichos del Gobernador de la Provincia, mas de 3,5 millones de hectáreas afectadas -prácticamente el 80% de la superficie productiva de Santa Fe- y 61 ciudades con más de 40.000 evacuados en todo el territorio, son la secuela inmediata de lluvias que han sido caracterizadas como extraordinarias, y con secuelas socio-económicas mediatas difíciles de mesurar desde el punto de vista cuantitativo, pero que seguramente serán graves desde el punto de vista cualitativo.
Y si bien las situaciones particulares de cada caso son distintas, existe un hecho objetivo una lluvia de casi
De tal suerte que una cantidad de lluvia imprevista e inédita, la ampliación de la frontera agropecuaria, la siembra directa, obras de drenaje en áreas rurales, asentamientos poblacionales en zonas de escurrimiento, falta de obras de drenaje urbano, alcantarillas y puentes en rutas y vías ferroviarias dimensionados para menores caudales, son los eslabones de una larga cadena de hechos, que al unirse temporal y espacialmente, pueden explicar las situaciones antes señaladas.
Por lo tanto para que fenómeno como los acontecidos no vuelva a repetirse o por lo menos minimizar sus efectos es necesario explorar estas causalidades mas profundas, y pensar proyectos integrales que contemplen el fenómeno de manera completa.
La problemática hídrica.
Argentina es el país de la postergación, donde la mayoría de las veces nos damos cuenta de los problemas, cuando poco podemos hacer para resolverlos, y donde no existen organismos del estado capaces de tener una visión global de las dificultades que produce la interacción del hombre sobre el ambiente y la consecuente alteración del ciclo hidrológico del agua.
De la lluvia que precipita en un área rural, una parte se absorbe en el suelo, otra se evapora, y el resto escurre superficialmente, la diferencia entre el volumen de lluvia y el caudal de drenaje superficial se denomina técnicamente escorrentía y conforma el caudal de los canales, arroyos y ríos.
La ampliación de las zonas de cultivo que modifican la cobertura natural, y la utilización de la siembra directa que compacta el suelo, cambian la absorción del mismo y aumenta en consecuencia
Cuando aparecen temporadas secas, las canalizaciones realizadas actúan de depresores de napa, y generan que terrenos que naturalmente eran zonas bajas con agua permanente se sequen, y puedan utilizarse para la agricultura, repotenciando el problema.
Los aumentos de los picos de crecidas, cuando se encuentran con las rutas o terraplenes vías férreas que interrumpen su escurrimiento natural, generan que los puentes, aliviadores, alcantarillas, etc. -que han sido diseñados la mayoría de ellos hace mas de cinco décadas y por lo tanto con caudales inferiores a los producidos por la alteración del ciclo hidrológico de la cuenca-, no permitan el adecuado pasaje de la riada, y se genere aguas arribas de los mismos una sobre elevación del pelo de agua, que redunda en mayores áreas anegadas.
Por otra parte, el aumento de las velocidades del agua en los sectores de pasaje, produce erosiones en las pilas y estribos de las obras de arte, pudiendo llegar en casos extremos al colapso de las mismas.
Cuando la lluvia es de tal magnitud como la producida, y no puede ser evacuada por las obras de drenajes rurales, el agua escurre de manera laminar sobre los campos siguiendo una única ley física que reconoce, la de gravedad, y por lo tanto escurre por las líneas de máxima pendiente.
Si bien las lluvias acaecidas son a todas luces extraordinarias, y las causantes en un gran porcentaje de la terrible situación que sé esta viviendo, también ha existido un cierto grado de improvisación y una inadecuada realización de inversiones, al ejecutar por un lado drenajes de áreas rurales y por el otro no generar las obras en las ciudades que permitan el pasaje de esos mayores volúmenes, y no proyectar ni realizar los puentes o alcantarillas, que necesariamente debían acompañar las alteraciones al medio natural producidas por el hombre.
La falta de existencia de una política hídrica, tanto a nivel Nacional, Provincial y Municipal y Comunal, ha hecho que contrariamente a lo que postula la ciencia hidrológica, se efectúen canales aguas arriba de la cuenca, sin modificar la situación aguas abajo, o bien que estas obras de drenaje no puedan derivar de manera correcta los caudales y estos escurran de manera laminar, invadiendo de esa manera las plantas urbanas, o que se construyan defensas sin las necesarias estaciones de bombeo, o que se coloque una estación trasformadora en un lugar inundable, etc.
Por lo tanto si al agua propia de las ciudades se le suma el flujo laminar que escurre de la parte mas alta de la cuenca, esto redunda en el inusitado inundación sufrida en la mayoría de las localidades y al estar la ciudad en el punto de pasaje de la crecida de la cuenca, sufra las consecuencias directas de esta situación.
Conclusiones:
Las modificaciones antrópicas como la deforestación, la ampliación de la frontera agropecuaria, el cambio climático, la siembra directa, las obras de drenaje en áreas rurales, los usos del suelo, los asentamientos poblacionales en zonas de drenaje de la cuenca, las rutas y las vías férreas, sumados a un fenómeno natural como lo es una inusitada acumulación de lluvia, en un periodo corto de tiempo, han sido factores que al unirse temporal y espacialmente, pueden explicar la terrible situación que hoy le toca vivir a la región.
Si no queremos que una situación similar vuelva a repetirse, debemos modificar profundamente el criterio con que se maneja la problemática del agua, teniendo en cuenta el principio fundamental de que el agua no reconoce jurisdicciones, y que los parámetros de dimensionamiento de las obras hidráulicas deben ser adaptados a los nuevos datos que hoy nos impone la realidad.
Evidentemente existen dos planos de actuación, uno a nivel Provincial, donde deben racionalizarse las tareas de los comités de cuencas, y efectuar trabajos con el principio básico de toda obra hidráulica, es decir desde aguas abajo hacia aguas arriba. Y el otro el Municipal con una mejora de los sistemas urbanos de drenaje.
La tremenda experiencia que hoy le toca vivir a toda la región, debe necesariamente generar una mirada critica sobre las distintas políticas seguidas a lo largo de décadas en relación con: el manejo de las cuencas hídricas, falta de nuevas obras de arte en caminos y rutas, resistencia de los organismos gubernamentales a coordinar tareas y discutir planes de acción en los distintos niveles del estado, entre otros temas.
Asimismo es necesario reflexionar sobre lo pernicioso que ha sido para la Nación, la desaparición o reducción de funciones de organismos del Estado, que fueron usinas de desarrollo, planificación, capacitación científica tecnológica, normativas, que proyectaron y diseñaron obras que integraron al país, formando generaciones de brillantes profesionales.
También es necesario advertir, que la falta de presupuesto para la ejecución de obras indispensables para la región, se debe a una inaceptable política impositiva, que extrae recursos de las áreas rurales, que no vuelven ni siquiera mínimamente en obras indispensables para mejorar toda la infraestructura del sector productivo.
Es por ello que es necesario que los Estados, Provincial, Municipales y Comunales, apoyados en las entidades intermedias, las fuerzas vivas, reclamen de manera enérgica, que parte de los impuestos recaudados por la producción de la región, vuelvan a la misma, para efectuar las obras indispensables, y tener recursos para el mantenimiento de las mismas, para poder configurar un desarrollo productivo, sostenible en el tiempo.
Si esto no sucede, si todo queda como está, la inundación de toda la región y el consiguiente sufrimiento de los ciudadanos será tan solo otro ladrillo en la pared.
Advertencia final:
Ante el creciente descontento de la sociedad y los reclamos de soluciones, la respuesta política ha sido la promesa de una importantísima disposición de fondos públicos para la ejecución de muchas obras en un corto periodo de tiempo, denominada Ley de Emergencia Hídrica.
Y si bien los ciudadanos que han sufrido las inundaciones requieren acciones en el corto plazo, es necesario advertir que hay que tener mucho cuidado con lo que se va a llegar adelante, por que se corre el serio riesgo de dilapidar recursos y cometer errores que lejos de aportar soluciones traigan mayores problemas. Por que existe el peligro de llevar adelante proyectos estudiados de manera superficial o desempolvar viejas ideas que no resisten la nueva realidad.
Puesto que como esta indicado precedentemente hay que examinar las obras a la luz del conjunto de causalidades que necesariamente deben llevar a cambiar los parámetros de diseños de las obras hidráulicas, en función de datos que todavía hoy posiblemente no hallan sido debidamente analizados.
También es necesario destacar que el problema es demasiado complejo y tiene tantas implicancias sociales y económicas, como para que las decisiones de obras queden reducidas a pequeños grupos burocráticos.
Por ello los ciudadanos deben exigir que previo a cualquier tarea y disposición de inversiones, los sectores implicados sean debidamente esclarecidos sobre los alcances, beneficios, riesgos, afectaciones, etc. de la misma, estableciendo un sistema de consulta pública para aprobar la ejecución de cada obra o cada disposición de fondos.
Los acontecimientos vividos, deben mover una profunda reflexión en la sociedad y como toda crisis puede ser una oportunidad, para trasformar una forma de entender el poder, donde los ciudadanos existen una vez cada dos años, pasando a ser ciudadanos tiempo completo que se involucran en las decisiones, por que cuando otros las toman por ellos, y estas son equivocadas, solo quedan los lamentos y las decepciones.
Ing. Luis Lombó – Adelco.
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