CRIMEN Y CASTIGO

Culpa y castigo. Crimen y castigo. Naturaleza y previsión. El centro versus el borde, que se transforma en centro cada cuatro años. Ciudad cordial y borde oeste. Terroristas y señores de traje. Vivencias de una catástrofe que merece castigo. Por Marcos Barberis.

La llamada era de la modernidad ha tenido algunas estrategias de persuasión muy efectivas, a la hora de pensar en la construcción del imaginario colectivo. Una de ellas ha sido la forma mercenaria y bestial de constituir el poder a partir de las lógicas de la CULPA Y EL CASTIGO. Sobre ello es que empecé a meterme en la barriada o en esa “otra” ciudad que seguimos marcando como frontera en la ciudad cordial de Santa Fe. Bueno, aclaremos algunas cosas, sin entrar en agujeros filosóficos, la idea de la otra ciudad escapa a la noción de nuestra ciudad, aquella ciudad que se piense colectivamente construyendo vecindades con el otro, y armando una imagen posible de un territorio que pueda generar situaciones sustentables de vida. Sin embargo, nuestros gobiernos vienen a confirmar y a agrandar más la brecha trazada claramente en la distribución del territorio entre “la ciudad cordial” y “el borde oeste”. Varias preguntas: en la distribución de la torta ¿por qué al borde no llega la misma cantidad que al centro, y, por que el borde es el centro cada cuatro años? Preguntas retóricas pero que en estos casos flotan en la inmensidad de la impotencia cuando el grito se ahoga de tanta cloaca que rebalsa. Señores de traje y urnas reciclables, en que parte de sus oficinas ha quedado la promesa del afamado “plan de contingencia”. O quizás debemos embalsamarnos con la respuesta de nuestro señor gobernador, que al preguntarle un periodista acerca de si esto se podí­a prevenir no tuvo mejor idea que decir: “Habría que preguntarle al monseñor Arancedo”. Apocalí­ptico nuestro gobernador. Lo que habrí­a que decirle al Ingeniero es que Don Arancedo andaba demasiado ocupado en controlar que ninguno de sus peajes al paraíso (iglesias) se transformen en centros de evacuados.

Es claro que este como muchos otros gobiernos que han azotado a esta provincia han tenido como principal vidriera de su poder las afamadas obras publicas, para captar de esta manera los votos de la gelatinosa clase media que siempre sufre los altibajos de la indecisión, y que le basta a muchos el espejo de las obras publicas para morder el anzuelo y desembocar directo a las urnas. Ahora; no se les habrá ido la mano al construir una autopista desde casa de gobierno con escala en la municipalidad y que sin peaje alguno, salvo el diezmo dominical, desemboca en las puertas mismísimas de DIOS todo poderoso. Y por otro lado: gobernador le parece momento de derivar culpas a Dios en estas fechas de festividades religiosas, su lote en el cielo es cada vez más chico.

Aquí­ estamos entonces “con el pescado sin vender” lo cual hace que el olor a tripa podrida vaya siendo un sí­ntoma natural en estas partes de territorios.

Y mientras con algunos compañeros andábamos recorriendo estas partes del territorio y no aquellas partes del territorio como suele nombrarse al borde oeste. El sábado por la tarde el señor intendente de la ciudad cordial sostenía dos entrevistas en el fragmento de 30 minutos con las dos AM. Radios claramente identificadas en sus vinculaciones políticas hacia las próximas elecciones.

Vayamos primero al dialogo aliado entre Balbarrey y LT9. Un periodista deportivo de esa emisora le pregunta a nuestro intendente:

LT9 – ¿No hay alguna forma de poner preso a quienes largan versiones infundadas acerca del peligro de ruptura de las defensas?

Balbarrey – Está en los medios castigar a quienes comienzan con estas versiones.

Minutos después y luego de repartirse besos de pascua entre dicha emisora y dicho intendente, se arma un diálogo un tanto más histórico entre la emisora que responde a los servicios de la Universidad Nacional del Litoral, y el intendente que responde a los servicios deeeee (¿de quien?)

Balbarrey – Pido a los medios que sean responsables de la información que ponen al aire. Porque hay gente que genera actos terroristas en la población. Y los medios que hacen polí­tica y abren el micrófono sin chequear la información también hacen terrorismo.

LT10 – Señor intendente creemos desde esta emisora ser responsables y evitar cualquier acto terrorista.

Al inicio de este desbocado texto, hací­a referencia acerca de la estratégica mercenaria, y la lógica de la culpa y el castigo. He tenido solo la pretensión de hacer de puente entre la diagramación del lenguaje en el imaginario colectivo: acerca de la culpabilidad de Dios todo poderoso, y de nuestra madre naturaleza, y la bestial implantación del poder que legitima las fronteras entre sectores sociales y formas de construir una ciudad que sea territorio digno para aquellos de siempre, o sea la farsa naturaleza de hacer polí­tica. Por último el castigo ya no es una acto divino que tenga propiedad privada de ser ejercido, ni tampoco podemos proponer una caravana hacia monseñor Arancedo para que el mediante nosotros pida al cielo perdón. Primero porque monseñor Arancedo no sabría acerca de que es lo que se trata el perdón, mas bien si el olvido. Por otro lado el castigo es una forma de hacer política, de construir una democracia que deje de parecerse a la burocrática institución del gobierno, y si a la participación colectiva. El castigo es una de las voces de la palabra, un lenguaje que nace de lo escondido, y quizás pueda hablar en la claridad de un cuarto oscuro. Reemplacemos esta forma moderna de construir las relaciones de la culpa y el castigo por: CRIMEN Y CASTIGO, señores funcionarios: qué les parece. Y disculpen si consideran lo mí­o como un acto terrorista.

Marcos Barberis