martes, agosto 21

35 AÑOS DESPUÉS

Se cumplen 35 años de la masacre de Trelew. El santafesino Jorge Alejandro Ulla fue uno de los 16 fusilados. Su sepelio fue un acto político de magnitud para la ciudad. El relato de Nuevo Diario.
Las primeras informaciones publicadas por el diario de Marcos Bobbio se hace eco de la versión oficial: otro intento de fuga de los guerrilleros detenidos. Pero también dio amplio espacio a las repercusiones que la masacre tuvo entre los santafesinos.
El mismo 23 de
agosto de 1972, se informa de varios “desórdenes” en la ciudad. Una asamblea realizada en la Facultad de Derecho de la UNL decidió salir a la calle para expresar “su más enérgico repudio a lo que denominaron ‘Los fusilamientos de Trelew’”.
“Los manifestantes se dirigieron por 9
de julio y al llegar a la intersección con Bulevar Pellegrini hicieron estallar bombas incendiarias que provocaron llamaradas a la altura de los semáforos. La magnitud del fuego dividió a los estudiantes en dos grupos y los que quedaron sobre bulevar se dirigieron hacia 1º de mayo levantando barricadas con postes que voltearon, y que se prolongaron en las adyacencias de toda la zona universitaria”. Al día siguiente, Nuevo Diario publica algunos detalles de la entrega del cuerpo de Jorge Alejandro Ulla a sus padres.

Ayer a las 20.10 aterrizaba silenciosamente un avión militar en el aeródromo de Sauce Viejo. En él traían los restos de Jorge Alejandro Ulla para ser entregados a sus familiares.
Desde temprano aquellos junto a amigos e integrantes de la Comisión de Familiares de Presos Políticos aguardaban en las dependencias de la estación aérea.
Un gran despliegue de fuerzas militares y policiales, que habían to
mado control de la zona se pudo observar también desde la tarde.
Cuando las luces del avión que carreteaba por la pista se hicieron perfectamente visibles, se vivieron momentos de intenso dramatismo.
La máquina se detuvo a unos mil metros
de la sala y hacia allí se dirigieron un jeep, tres camionetas militares con soldados, así como dos camionetas particulares en una de las cuales viajaba el padre del joven escribano Alejandro Ulla y el furgón fúnebre.
Previamente o
bservamos que el escribano Ulla había firmado ante el mayor del Ejército encargado del operativo los papeles correspondientes a la entrega del cadáver.
Desde el aeródromo hasta la funeraria el cortejo sólo fue seguido por custodia policial y allí se produjo el cambio de féretro, acto al que sólo se permitió la entrada de los padres y hermanos.
Frente a la funeraria se suscitaron entredichos, algunos un tanto violentos, entre familiares de Ulla y las fuerzas policiales encargadas de mantener el orden, origi
nándose el principal de ellos en el hecho de que no se permitió en un primer momento el acceso al recinto de la esposa del escribano Ulla que no había podido sortear a tiempo la barrera infranqueable que formaron las tropas allí apostadas.
Felizmente el error fue superado y la si
tuación un poco violenta, no pasó a mayores.
Desde allí y en el trayecto hasta la casa la custodia fue reforzada con tropas del cuerpo de control de disturbios y con un carro de asalto, cortándose el tránsito en las calles cercanas a su domicilio.
Finalmente, los restos de Jorge Alejandro Ulla llegaron a la casa de sus padres, donde lo aguardaban numerosas personas. El sepelio de los restos del joven Ulla se hará esta tarde a las 15 en la necrópolis municipal.
El despliegue en la cobertura del sepelio es importante. La decisión del editor de Nuevo Diario fue ilustrar la tapa con una fotografía de lo que sucedía en Buenos Aires y otra del cortejo fúnebre que acompañaba a Ulla aquí en Santa Fe. El pie de foto decía: “La multitud se interpone entre los carros policiales y el furgón que llevó ayer los restos de Alejandro Jorge Ulla al cementerio local. Poco después los efectivos de seguridad cargaron contra el cortejo obligando a los presentes a dispersarse”.
La policía santafesina hizo todo lo posib
le por dificultar el desplazamiento del cortejo. En el inicio de la caravana se escucharon el Himno Nacinal y vivas para Ulla.
Las órdenes de las fuerzas de seguridad incluían la marcha del cortejo en vehículo impidiéndose en un primer momento el acompañamiento a pie, pero al doblar el carro de asalto desde calle Tucumán por Rivadavia delante del furgón, la multitud se interpuso entre ambos y entonces fue imposible evitar la marcha a pie”.
La marcha fue dificultosa. “Cerca de la intersección con 1º de mayo fue desplegada sobre la parte delantera del furgón una bandera argentina con la inscripción Montoneros y un círculo en el centro con la sigla PV a partir de entonces la columna llevó a pulso el furgón formando los jóvenes acompañantes un largo cordón delante y a los costados del coche”.
Un poco más adelante, se sumaron seis carros de asalto; los efectivos policiales intentaron quitar el féretro a quienes lo transportaron.
No lo lograron.
En un momento, la policía obligó a los familiares a subir a los carros de asalto. La violencia provocó que el propio Decio Ulla, por entonces vicedecano de la Facultad de Derecho increpara al jefe de la Unidad Regional Uno, lo que provocó otro incidente.
En el cementerio aguardaba más gente aún. “Al llegar el cortejo arrojaron al paso del féretro claveles rojos, mientras se entonaba el Him
no Nacional camino hacia el panteón familiar. Previamente en el tarjetero colocado a la entrada las tarjetas eran llenadas por jóvenes que escribían solamente la sigla ERP, mientras otros desplegaban carteles con inscripciones de las organizaciones clandestinas que operan en nuestro país, así como de gremios locales que se habían hecho presentes también”.
La crónica de Nuevo Diario finaliza diciendo que allí se entonaron “las estrofas del himno ‘Venceremos al fin’ y se dieron vivas por la libertad, la Patria, la revolución, y las organizaciones ERP, FAL, FAR y Montoneros”.

1 comentarios:

claudia dijo...

BUNISIMO.QUERIA SABER MÁS SOBRE ULLA LEI EN UN LIBRO SOBRE SU INQUEBRANTABLE CONDICIÓN MILITANTE,LO CUAL NO ERA OBSTACULO PARA DESTACARSE POR SUS BROMAS Y SIMPATÍA EXEPCIONAL. EL AMOR DEL PUEBLO, LOS CLAVELES,LAS TARJETAS FIRMADAS CON ERP. NO HACEN MAS QUE REAFIRMAR QUE EL PETISO ULLA NO HA MUERTO VIVE EN CADA COMPAÑERO.