domingo, julio 22

BIANFA: “SE CALLARON LOS PERSONAJES”

El Negro Fontanarrosa se fue dejando huellas profundas en vastos sectores de la sociedad argentina. También marcó el trabajo de humoristas gráficos santafesinos; Bianfa y Cristian Lehmann lo recuerdan y señalan los principales legados de este rosarino de “humildad escandalosa”.

Bianfa y Cristian Lehmann publican sus dibujos en varios medios argentinos y en El Litoral de Santa Fe. Ambos conocieron a Roberto Fontanarrosa y compartieron la experiencia de Hortensia en la década del 70.

Su partida provoca múltiples dolores, pero el mayor es que con él también se callan sus personajes. Así lo señala Bianfa: “Para mí los que se callaron fueron los personajes”; y en seguida agrega: “la mejor forma que yo voy a adoptar (como homenaje) es el hecho de seguir siendo consecuente con una línea de laburo. Amar esta profesión con todo lo que eso implica desde el convencimiento de la responsabilidad de tener un espacio para decir cosas, que no es menor”.

Es que este es el legado que para Bianfa dejó el Negro. “A mí me ha dejado el hecho de tratar de que cada situación sea superadora, que no alcanza con cumplir; a lo mejor la gente no lo nota en el trabajo cotidiano, en la diversidad de cosas que cosas que hace para distintos medios, pero uno sabe cuándo está cumpliendo y cuándo va a más. Yo a eso lo percibí en la obra de Fontanarrosa, había como una pelea interna en él mismo para generar ir a más permanentemente. En la construcción de mi mundo eso es lo que me dejó él, como Rep el cambio permanente”.

Como él y tantos otros, Lehmann peregrinó muchas veces hacia Rosario en sus comienzos, para que fuera el propio Fontanarrosa quien supervisara algunos de sus trabajos. “Él habría sus puertas y todo bien, daba consejos, miraba dibujos, te decía esto está mal, está bien, y para colmo, el estilo mío era muy parecido, veo dibujos míos de aquella época y eran calcos. Yo soy un tipo muy reservado, e ir a ver un tipo como Fontanarrosa, era ir, tocar el timbre, me abría, me atendía y después yo salía corriendo; ese ratito era como tocar el cielo con las manos…”

Una revolución de las estructuras

Tanto Lehmann como Bianfa trabajaron junto a Fontanarrosa en Hortensia.

Cuando ascendió a la categoría de “maestro” se paraba frente a ello con “mucha humildad, una humildad escandalosa… cero divismo”, dice Bianfa.

“El gran legado de él, más allá de lo que fue como persona, fue que él cambió el humor gráfico en la Argentina, incorporando lo cotidiano, los lugares comunes”, agrega.

Por eso, el reconocimiento tiene que llegar “por todo lo que cambió: el tema del Congreso de la Lengua, que lo pone a él de cara a su obra literaria, que no sólo tiene que ver con el humor gráfico: él revoluciona el humor gráfico desde el discurso, en el planteo que hace desde sus personajes, y a su vez escribe…”

Humor gráfico para recordar

Este tipo de humor nació en los 70, de la mano de gente como Fontanarrosa, reflexiona Bianfa. Y ese humor es “más contestatario, más de estar al lado de la gente, de tratar que los temas no se pierdan como se pierden habitualmente en este país; el humor gráfico no va a cambiar nada, como seguramente no va a cambiar nada la obra de Fontanarrosa, pero sí va a ayudar a que la gente piense de otra manera, recuerde, sobre todo”.

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