domingo, febrero 10

UN REGALO GRIEGO EN DEFENSA CIVIL

La ciudad de Santa Fe soportó la primera lluvia de importancia del año. Algunos barrios se inundaron durante pocas horas y no hubo evacuados. Las precipitaciones del 8 de febrero equivalen a la sexta parte del agua caída en marzo de 2007. En caso de un nuevo desastre la Municipalidad debería coordinar acciones de evacuación y asistencia con la Provincia. Al frente de la estructura operativa de Defensa Civil fue designado Carlos Filomena. Durante las inundaciones de 2003 este personaje conducía la repartición y abandonó la ciudad para asistir a un casamiento. Estuvo imputado por estrago culposo e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Entre la madrugada y la tarde del viernes 8 de febrero llovieron 84 milímetros sobre la ciudad de Santa Fe. Esta fue la primera tormenta del año y la segunda de importancia que tuvo que afrontar la gestión del intendente Mario Barletta. Algunos barrios del norte y el suroeste estuvieron anegados por algunas horas pero no hubo que realizar evacuaciones. Pero más allá de esta circunstancia fortuita, el agua caída apenas equivale a la sexta parte de la precitaciones que provocaron la gran inundación de marzo de 2007.

Con la tranquilidad del cielo despejado y las calles escurriendo, el secretario de Obras Públicas de la municipalidad, Roberto Porta, sostuvo que “esta lluvia nos permitió ver los primeros resultados del trabajo que venimos realizando desde los primeros días de gestión, cuando pusimos en marcha un operativo integral e intensivo para limpiar los desagües y bajar el nivel de agua en los reservorios”.

En comparación con la lluvia del 14 de diciembre, el funcionario consideró que se ha mejorado la capacidad de escurrimiento y sólo se han detectado problemas en los sectores obstruidos por la basura arrojada por los vecinos.

Esperando la temporada de lluvias, las autoridades locales apuestan al refuerzo de la capacidad de bombeo, la profundización de los reservorios y la limpieza de los desagües. Pero todos saben que frente a una contingencia climática de gravedad será decisiva la colaboración y el auxilio de la provincia para sobrellevar una emergencia. Y aquí pueden comenzar los problemas.

Presente griego

Cinco días antes de terminar su mandato como gobernador, Jorge Obeid firmó el Decreto 2994 aprobando la nueva estructura orgánica y funcional de la Dirección Provincial de Defensa Civil. Esta norma, a la que tuvo acceso Fuera de Foco, no fue publicada en el Boletín Oficial de la Provincia. Según el mandatario saliente, esta dependencia “ha quedado considerablemente desactualizada, no solo por las exigencias de la realidad socioeconómica, sino también por las distintas reglamentaciones que se han sancionado en los últimos años”. Para llevar adelante este proceso de modernización y reforma fue designado Carlos Filomena con el cargo de Subdirector General.

Se trata del mismo personaje designado por Carlos Reutemann como Director de Defensa Civil durante su segunda gobernación, que en los días trágicos de abril de 2003, se ausentó de la ciudad para asistir a una fiesta de casamiento en Paraná.

De esta manera, Carlos Filomena es el funcionario de carrera de mayor jerarquía dentro de la estructura provincial de defensa civil. Por encima de su cargo solo se encuentran los responsables políticos de la repartición designados por la gestión de Hermes Binner: Horacio Locatelli como director provincial y Marcos Escajadillo como subsecretario de Protección Civil.

En la nueva organización del gabinete provincial el Ministerio de Seguridad es el responsable de “entender en la elaboración y dirección de programas para la prevención de catástrofes, organizando un sistema de Defensa Civil provincial, en coordinación y colaboración con otros organismos nacionales, provinciales, municipales y de la sociedad civil”. (Ley Nº 12.817) Y para la ejecución de estos programas Daniel Cuenca deberá confiar en la experiencia y capacidad de Carlos Filomena.

Entre las atribuciones de este caracterizado funcionario, el Decreto 2994 establece: ser el nexo entre los empleados de la repartición y el director general; supervisar la planificación, coordinación y empleo de los medios de comunicación para un sistema de alarma; y supervisar la elaboración de proyectos de leyes, decretos, normas o acuerdos necesarios para la defensa civil, entre otros.

Como se puede observar, se trata de competencias en las que Carlos Filomena defeccionó durante las inundaciones de 2003, demostrando severas limitaciones de índole profesional y personal.

La fiestita

En agosto de 2003, el entonces titular de la Dirección Provincial de Defensa Civil, Carlos Filomena habló con el programa De Radio Somos – emitido por LT10 - sobre su actuación durante la inundación del Río Salado. Allí aseguró que Carlos Reutemann nunca le pidió la renuncia y confesó sentir remordimientos por haber asistido a una fiesta el 4 de mayo, cuando un tercio de la ciudad de Santa Fe estaba bajo agua.

"La inundación nos encontró desparramados. El jefe de operaciones estaba actuando en el norte de la provincia, a mí el agua me encontró del otro lado del Salado, por un día y medio no pude entrar a mi oficina. Hubo personal nuestro que tuvo problemas en sus casas", expresó.

Como se recordará, a los cinco días que el río inundó Santa Fe, Filomena se ausentó de la ciudad para asistir a una fiesta de casamiento en Paraná. Mientras el funcionario brindaba y festejaba, miles de santafesinos se refugiaban en los techos de sus casas para proteger las pocas pertenencias que habían podido salvar del agua.

La boda se llevó a cabo en el Golf Club de Estudiantes de Paraná el 4 de mayo de 2003. "Esa noche en algunos momentos me preguntaba para qué había ido. Estaba muy preocupado, no estaba con ánimo. Fui a la ceremonia religiosa, pero no estaba de ánimo para estar en la fiesta, ni siquiera estuve bailando. Y me volví temprano", aseguró Filomena en el reportaje radial.

"No sé si la palabra es arrepentimiento, pero a veces tengo remordimientos por haber asistido a esa fiesta (…) son cosas que uno no piensa, muchas veces está sobresaturado, con la mente en otra cosa y bueno... toma medidas que con el tiempo uno dice por qué hice tal cosa. Le puede pasar a usted, le puede pasar a cualquiera”.
Carlos Filomena fue imputado de estrago culposo e incumplimiento de los deberes de funcionario público por su actuación durante la catástrofe hídrica del río Salado en abril de 2003, que ocasionó 23 muertes directas, miles de evacuados y daños millonarios. En su caso, el juez de Instrucción Jorge Patrizzi dictó la falta de merito, medida que fue apelada por el fiscal Ricardo Favaretto, estando la resolución en manos de la Corte Suprema de Justicia Provincial.

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