sábado, marzo 17

SITUACIÓN CARCELARIA: ¡HORRIPILANTE!

¿La historia se repite? ¿Alguien aprende de ella? La última semana se conoció el informe del Observatorio Internacional de Prisiones sobre las condiciones de detención de los presos santafesinos. En 1918, la oprobiosa situación en la ciudad de Santa Fe, motivaba terribles enojos de los editorialistas de la ciudad, y, al menos, se intentaba encontrar a un responsable. ¿Qué cambió?

El viernes, el diario La Capital publicó la información sobre las condiciones de detención de los presos santafesinos bajo el título Lapidario informe sobre los presos en las comisarías. En 1918, la visita de un diputado a la cárcel de la ciudad provocó que el diario Santa Fe imprimiera varias notas, la primera de las cuales mereció el siguiente título: ¡Horripilante!

Más allá de las diferentes sensaciones que estas situaciones provocan en los periodistas y/o editores y cómo deciden titular estas informaciones, conviene hacer un repaso de qué cosas son similares con 89 años de distancia.

Aquel tremendo título, en 1918, lo decidió algún editor cuando un legislador, integrante de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, realizó una visita de inspección y estudio en la cárcel de Santa Fe.

“Empezamos la inspección. Las condiciones higiénicas son deplorabilísimas; aquello, más que a un lugar de convivencia de hombres se parece a una pocilga”; eso que el hombre no conoció “la piojera”.

“La aglomeración es extraordinaria, existiendo una promiscuidad inhumana por lo inmoral y corruptora. No hay baños ni cloacas. Los presos cuando quieren bañarse tienen que hacerlo con una especie de lluvia, al aire libre y a la vista de los demás”.

En el informe del OIP, se destaca: “No tienen ventilación, el olor que se respiran es fétido, no tienen luz solar y caminan descalzos entre los excrementos... Realmente es infame e indignante”.

¿A dónde dormían los presos de 1918? Ni ellos ni “la tropa” tenían camas, ni colchones, ni colchonetas. “Los primeros duermen sobre elásticos de hierro y los segundos sobre tarimas de madera”.

En el 2007, las condiciones de trabajo no son mejores para los policías: “Es indigno que trabajen en estas condiciones. El agente policial no es un guardiacárcel y tener que atender una población de detenidos en estas condiciones, es un plus que nos parece inaceptable”.

La reacción

Aquellos periodistas, tuvieron la necesidad de decir algo sobre la terrible situación de los presos en 1918.

Así es que se da a la caza de los responsables, y encuentra a varios. Escribe el editorialista: “La incuria, el abandono, la despreocupación culpable en que se hallan las cárceles de la provincia, vienen de lejos. Todos los gobiernos han tenido la misma indiferencia para la vida de la población penal; a todos por igual les caben las mismas responsabilidades del cuadro de horror, todos son culpables del proceso de inmoralidades, de depravaciones y vicios que se han venido desarrollando en los establecimientos penitenciarios de la segunda provincia argentina y que han culminado en la cárcel de Santa Fe”.

“Pero al gobierno actual, más que a ningún otro, debe inculpársele la terrible situación presente en las cárceles santafesinas”.

¿Qué tenían de diferentes los anteriores gobernadores y el radical Rodolfo Lehmann? El diario Santa Fe lo explica: “En los discursos de candidato primero y de gobernante después, el Sr. Lehmann, dándose de sabedor del problema carcelario, ha prometido resolverlo, insinuando las medidas que debían adoptarse para poner término a un estado de cosas que subleva toda conciencia honrada. Sin embargo, nada ha hecho hasta la fecha que demuestre siquiera la sinceridad de sus manifestaciones o el deseo de cumplir con sus deberes de gobernante”.

Luego realiza un detalle de diversos fines que han tenido los dineros públicos, incluso acusando al gobernador de malversarlos y sin embargo, no haber “tenido ni un solo centavo, ni una sola iniciativa para mejorar la suerte de los presos, para llevarles un consuelo mejorando su alimentación y las condiciones higiénicas en que viven, constituyendo una verdadera ignominia para nuestra cultura”.

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