lunes, noviembre 6

A MAGUID SE LE MUEVE EL PISO

A este Tábano los primeros calores de la primavera lo ponen querendón. Y mientras el pensamiento se extraviaba imaginando lugares donde poner el piquito, se me apareció en medio del vuelo el majestuoso edificio de UPCN, de Tucumán esquina Rivadavia. Curioso, buscón y exaltado, me introduje en el lugar aprovechando una ventana semi abierta. Sin saberlo llegué al nuevo spa. El sitio prometía. Los cuerpos humedecidos de las chicas retozando eran una invitación tentadora. Pero un certero sopapo me saco del marasmo sensitivo y se transformó en elocuente disuasivo para mi aventura. Todavía atontado, busque refugio en las alturas del cálido recinto y me dispuse a observar como resignado testigo el sudoroso espectáculo.
Poco a poco me fuí metiendo en la conversación, que los 300 pesos, que la Jefa de Personal, que los tatengues, que los razas, que las vacaciones, que la rajadura...
En ese instante los pelitos del lomo se me pararon en señal de interés. Y seguí escuchando con mayor atención. Resulta que días pasados, una de las chicas que retozaba entre los vapores del spa (ubicado en la planta baja del antiguo edificio de Fersán) notó con asombro que un hilo de agua salía desde el techo. Es una rajadura pensó.
Ella no lo sabía, pero en ese momento, el personal de limpieza baldeaba y pasaba el trapo en la planta alta donde funciona la fábrica textíl del gremio. Primero se alarmó, pero luego le quitó dramatismo al asunto porque nadie advirtió sobre algún peligro.
El caso me llamó la atención y seguí preguntando. El techo del spa es el piso de la fábrica textil. Decenas de operarios transitan a diario entre máquinas y rollos de tela que pesan toneladas. Y observando con detenimiento se puede ver que la rajadura de la losa va de lado a lado. En la época de Fersán allí funcionaban los talleres mecánicos - y por lo que este Tábano pudo averiguar - es dificil saber si la falla es reciente o viene de antaño.
Por las dudas me las tomé de la nueva sede de UPCN.
Pero cuando emprendía el vuelo de regreso hacia la seguridad del hogar una idea se instaló en mi cerebrito y comenzó a rebotar: A Maguid se le mueve el piso.

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