JUSTICIA: ABANDONAD TODA ESPERANZA
La honra y la libertad de las personas, dos cosas sagradas en las sociedades modernas, menospreciadas por la justicia santafesina. Pobres encarcelados que no reciben atención de los jueces. Años de prisión sin causa. ¿Cuándo fue escrito este artículo?
“La justicia correccional y criminal, que tiene en sus manos las dos cosas que se consideran sagradas en las sociedades modernas: la honra y la libertad de las personas, es precisamente la más tardía, la más terrible y desesperadamente tardía de las ramas en que la justicia se divide. Ahí, en las cárceles, gimen un buen número de desgraciados, olvidando por los tribunales y por la sociedad, y gimen muchas veces sin causa justificada y otras por motivos leves, que no llegan a justificar tanto rigor y miseria tanta.
“Nos tiemblan las carnes cuando pensamos en las lacerías morales que encierra nuestra decantada civilización. ¡Civilizados! y dejamos que haya hermanos nuestros pudriéndose en las cárceles sin culpa alguna tal vez y tal vez porque algún mandón se vengó de ellos –y esto durante años y más años- mientras los ladrones se pasean por la vía pública codeándose con los representantes de la ley.
“Hemos visto en la última visita hecha a la cárcel, entre otros muchos pobres encarcelados, a un tal Chávez que hace dos años que se encuentra preso sin que se le haya seguido su causa, si causa hubo para encarcelarlo –los que con él vinieron gozan de muchísimo tiempo atrás las auras de la libertad y sólo él porque es pobre y no tiene amigos ni padrinos, queda allí como desperdicio social olvidado hasta de los jueces que deberían seguir su causa y absolverlo o condenarlo!!!
“¿Cabe mayor vergüenza? ¿Se puede pedir una acusación más terrible contra nuestra sociedad y contra el poder de las instituciones públicas? Poco más y habrá que escribir sobre las puertas de nuestras cárceles el terrible aviso dantesco: lasciate ogni speranza voi ch’ entrate (abandonad toda esperanza)”
El artículo no fue escrito hoy. Fue publicado por el diario Unión Provincial, en 1894.
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