CAPITAL DE LA EXPORTACIÓN (DE PROSTITUTAS)

Santa Fe crece, produce y exporta. Según una dirigente de AMyT nuestra ciudad es la capital de la prostitución. Cómo es el circuito que lleva a la “exportación” de mujeres. La policía santafesina y las nuevas formas de extorsión.

Santa Fe crece, produce y exporta, señala la propaganda oficial y los difusores de un gobierno que asumió con el crimen de Sandra Cabrera y que prometió derogar los artículos del Código de Faltas relacionados con la prostitución que favorecían la corrupción policial.

Pero lo que creció es la producción y exportación de la prostitución. “Santa Fe es la capital de la prostitución”, afirma Marina, secretaria general de la Asociación de Meretrices y Travestis.

En una semana en la que el rapto de mujeres para la prostitución fue puesta en duda por algunos, a partir de las retractaciones de María Cristina Ojeda y Romina Gamarra, Marina realizó ante los micrófonos de Fuera de Foco un relato descarnado de lo que sucede en la ciudad alrededor del oficio más viejo del mundo.

“Santa Fe es la capital de la prostitución”, reitera. “De acá exportamos fuera del país: hay chicas santafesinas en España, en todo el país, en todas partes del mundo. No es solamente estas dos chiquitas…”, dice.

El mundial de fútbol fue una “buena” oportunidad para esto, pero no la única. “Cuando hay un gran evento, donde hay mucha gente, se exporta”, señala Marina.

Hablar de “exportación” suena fuerte. El proceso por el que las redes de prostitución llevan adelante este proceso es descrito por la dirigente. “La mayoría se va por su propia voluntad y algunas se van con los esposos”, aunque hablar de “esposos”, es un eufemismo. Marina prefiere llamarlos “el buen caballero que se guarda la plata”.

La forma en que se hacen visibles estos circuitos son los poco sutiles avisos clasificados que aparecen en los diarios locales y nacionales. “Estas chicas creen que dama de compañía es sentarse al lado del caballero y que le van a dar todo servido; no, sabemos lo que es; ellas también lo saben, pero quieren pensar que es por dama de compañía y así se inicia la prostitución”, indica.

Cuando una chica decide ese camino y va a una “casa de trabajo”, la cosa comienza siendo fácil: “te hacen todo, las libretas de sanidad, los chequeos médicos, pero preparándote para sacarte del país”. Y si eso sucede, será muy difícil regresar a casa.

Los “pases” de casa en casa, sea en el territorio nacional o fuera del país tienen precio. “Una chica hoy en día está valuada en $ 7.000, si es joven. Eso paga el dueño de una casa de trabajo a otra y esa chica tiene que devolverle al dueño de la casa de trabajo esa inversión”. Juntar ese dinero lleva unos tres o cuatro meses, pero al pasar ese lapso de tiempo, la mujer ya está endeudada por una cifra que difícilmente pueda reunir en su vida: alojamiento, ropa (“no podés vestirte todos los días igual”), zapatos, comida. Todo, absolutamente todo, se descuenta.

La situación varía apenas si la chica tiene “un buen caballero que le guarde la plata”: “ahí ya nadie te toca; pero le debés a él, quedás empeñada por el resto de tus días”, describe Marina.

Sandra Cabrera y después
“Nada se pierde, todo se transforma”, parece ser el lema de un sector de la Policía de Santa Fe.

Alberto Gianeschi era el ministro de Gobierno de la provincia cuando el 27 de enero de 2004 fue asesinada Sandra Cabrera. Junto al entonces subsecretario de Seguridad Alejandro Rossi tomaron dos medidas ante la magnitud del cimbronazo político que el crimen estaba provocando: la elaboración de un proyecto para suprimir los tres artículos del Código de Faltas vinculados a la prostitución y la supresión de la sección Moralidad Pública de la Policía, blanco de las denuncias de Cabrera hasta su muerte.

Ya se sabe: los artículos nunca fueron derogados. Y Moralidad Pública fue reemplazada con nuevas y más sofisticadas tácticas para la extorsión policial

“El cuerpo femenino es igual que Moralidad, con la diferencia que es femenino, pero la actitud es la misma, es corporativa”, aseguró la dirigente de AMyT. (Ver nota anterior).

En este caso, no hay solidaridad de género: “te llevan los femeninos y te golpean los masculinos, los llaman ellas para que nos golpeen”.

Los mecanismos de la corrupción, siguen vigentes, aunque se han hecho más complejos, o retorcidos. Si la policía pide dinero directamente, ellas denuncian. Entonces, dejan subir a la prostituta a un coche, les permite hacer una cuadra con su cliente, y luego tres patrullero impiden el paso. “Mirá que estás con fulana, fijate, voy a llamar a tu mujer, se va a armar quilombo, mirá que vos tenés chicos”, amenazan. “Entonces tenés que sacar plata y darle, y te dejan”.

Nada se pierde, todo se recicla. Varios “buenos caballeros” se siguen guardando la plata.