domingo, abril 6

SANTA FE ENFRENTA EL PROBLEMA DE LOS RESIDUOS PELIGROSOS

A partir de la inauguración del nuevo vaciadero de camiones atmosféricos - construido a la vera de la Ruta 168 - numerosos comercios e industrias de la ciudad se quedaran sin lugar para eliminar sus efluentes. En la actualidad son volcados de manera indiscriminada en el vaciadero a cielo abierto de la zona de Náutico Sur. Las autoridades municipales admiten que se debe construir una planta de tratamiento de residuos peligrosos para evitar problemas ambientales. El lugar más cercano para la disposición final de estos líquidos se encuentra en San Lorenzo.

El pasado 17 de marzo, el intendente Mario Barletta y el presidente de ASSA Alberto Danielle, firmaron el contrato de comodato para la puesta en funcionamiento del nuevo vaciadero de camiones atmosféricos construido al costado de la Ruta 168. El acuerdo es por 20 años, con opción a una prorroga de idéntico plazo en caso de existir mutuo acuerdo, tiene carácter gratuito y debe ser refrendado por el Concejo Municipal.

Según dijeron los funcionarios en aquella oportunidad, la planta estaría operativa en aproximadamente 60 días. Esta nueva planta receptora de líquidos cloacales significa un importante avance para la ciudad, ya que, permitirá suspender la descarga de camiones atmosféricos que actualmente se realiza en la zona del Club Náutico Sur e iniciar la recuperación de este sector severamente dañado por la acumulación de desperdicios arrojados durante los últimos 15 años.

El sistema de descarga es totalmente controlado, los líquidos serán succionados del camión, una muestra de ellos será analizada “in situ” en un laboratorio y luego pasarán al caño de la cloaca máxima que vuelca los efluentes domiciliarios de toda la ciudad en las aguas del río Colastiné.

Sin embargo - tal como advertimos en Fuera de Foco - el nuevo sistema, lejos de significar una solución definitiva provocará otros problemas ambientales tan graves como los que afectan al extremo sur de la ciudad.

Como se recordará, los propietarios camiones atmosféricos admitieron que también transportan residuos de las graseras de comedores, hospitales y escuelas; bentonita desechada por empresas constructoras; residuos con pastina de las fábricas de mosaicos; y combustibles y aceites de talleres, entre otros elementos contaminantes.

Pero cuando entre en funcionamiento el nuevo vaciadero solo podrá descargarse los líquidos cloacales de origen domiciliario. Este cambio en la operatoria de las empresas poceras genera un interrogante que las autoridades municipales aún no pueden responder: ¿En donde serán arrojados los otros líquidos residuales que habitualmente transportan los camiones atmosféricos?

Según explicó el Secretario de Planeamiento de la municipalidad, Eduardo Navarro, “la nueva planta tiene un laboratorio con un laboratorista permanente que en forma aleatoria hará inspecciones para conocer la procedencia de los líquidos que se van a vaciar en la cloaca máxima. Mientras sean residuos de pozos negros o líquidos biodegrabables esta bien, pero si son residuos peligrosos que no son biodegradables, como ácidos o combustible usado de estaciones de servicios, se rechaza el camión, se lo precinta y se exige la presentación de la hoja de ruta que el camión debe seguir”.

Este criterio de trabajo se sustenta en la Resolución Nº 145 de la Secretaria de Medio Ambiente de la Provincia, que establece “requisitos para el transporte, operación y vuelco de líquidos de origen sanitario provenientes del desagote de pozos absorbentes por medio de camiones atmosféricos”.

Según esta reglamentación, los camiones atmosféricos deberán circular con planillas o guías de transporte numeradas, donde deben constar los datos del lugar extracción, su recepción y el destino final de la carga.

Se establece además, que el transportista aceptará la carga únicamente cuando provenga de líquidos de origen sanitario proveniente de pozo absorbente, quedando expresamente prohibido el transporte de líquidos o residuos industriales.

Por su parte, Aguas Santafesinas tiene prohibido recibir en la planta de vaciado, camiones que contengan ácidos, sangre, licores de curtiembre, baños de cromado y similares, líquidos y semisólidos ácidos o alcalinos, que contengan hidrocarburos, aceites y grasas, solventes, cromo, plomo y otros metales pesados, cianuros, pesticidas, pastas o pastina de marmolería o fábrica de mosaicos.

Cuando la carga sea rechazada en la planta de vaciado el camión será precintado y el número de precinto deberá constar en el formulario de carga y descarga del vehículo. Cumplido este trámite el líquido deberá ser devuelto a su lugar de origen, debiendo el transportista obtener constancia escrita de la recepción, con la firma del generador y el número de precinto correspondiente.

En todos los casos, el generador del líquido rechazado tendrá la obligación de aceptar la carga rechazada, firmar el correspondiente remito e informar a la autoridad competente sobre el tratamiento o destino final que le dará a la carga en cuestión.

Frente a este cerrojo sobre la actividad de las empresas de camiones atmosféricos, cientos de establecimientos comerciales e industriales de la ciudad, deberán encontrar una solución alternativa para deshacerse de los líquidos residuales que genera su actividad.

La complejidad de esta situación es reconocida por los funcionarios municipales. En diálogo con Fuera de Foco, el Secretario de Planeamiento Eduardo Navarro, reconoció que “la alternativa es bastante incomoda para el camionero atmosférico, porque el lugar más cercano donde se pueden arrojar estos residuos de combustible queda en San Lorenzo y tiene sus costos”.

En el corto plazo los funcionarios municipales apuestan al buen comportamiento del empresariado para evitar que el problema impacte negativamente sobre la ciudad. “Tenemos que hacer un protocolo de actuación para este tipo de casos que sea lo suficientemente seguro y aumentar los mecanismos de control. Sin este poder de policía estamos expuestos a que el resguardo del medio ambiente quede librado a la buena o mala conciencia de los explotadores de estos servicios”, confesó Navarro.

Sin embargo, la solución definitiva requiere la construcción planta de tratamiento de residuos peligrosos. “Son piletones de hormigón donde se arrojan estos desechos, que se combinan con hornos para quemar esos elementos, provistos de filtros para evitar el residuo volátil”, según esbozó el funcionario.

Navarro admitió que se trata de “un trabajo bastante específico que Santa Fe no lo tiene previsto”.

“Estamos trabajando con ASSA para desarrollar el proyecto de este sistema de disposición final de sustancias peligrosas. Esto requiere un tratamiento que no es tan simple y que hay que conocerlo en profundidad”. Por lo pronto, este tipo de proyectos no se encuentra en los planes de la municipalidad o de la provincia.