sábado, diciembre 9

RECETARIO PARA RESOLVER INTERNAS

Que Obeid recibe mucho a Bielsa, que Agustín es el delfín de K, que Perotti tiene banca de Reutemann… Y del otro lado: mujer y santafesina; que el grupo Mimí… La provincia tuvo otros modos de resolver internas: por decreto. La historia de Santa Fe enseña, pero ¿quién aprende?
Pocos días después de la renuncia de Mariano Vera a la gobernación y en medio de varias revueltas que terminarán con Estanislao López autoproclamándose gobernador de Santa Fe, el Cabildo había asumido el mando de la provincia. El 18 de julio de 1818 convocó a elecciones y en esa convocatoria se incluye una especie de ley de olvido, en la que se invita a la gente a hacer borrón y cuenta nueva con el pasado.

El Cabildo decía en su resolución que había meditado sobre los mejores medios para acabar de tranquilizar los ánimos del pueblo, conmovido “por causas que debemos sepultar en el olvido perpetuo”.

Por ello, exhortaba al pueblo a que guarden la mejor armonía y la más perfecta amistad, olvidando enteramente todos los pasados resentimientos, como emanados únicamente de un celo poco reflexionado. Es decir: olvido, armonía y amistad por decreto.

Pero por si fuera poco, se buscaba lograr el cumplimiento de esta norma, y nada mejor para ello que aplicar multas. Por eso iban a tener que pagar $100 a cualquier persona sin distinción que llevara armas, a excepción de los autorizados por sus empleos, pero también a quienes propalaren especies capaces de irritar de nuevo los ánimos, o insultara a cualquiera por haber tenido algún tipo de participación en la última revuelta.

Insultos no
Otra curiosa disposición, emanada de Estanislao López, buscaba “reestablecer el orden”, y desconfiando de muchos que son “partidarios siempre del que manda”, ordena la entrega de todas las armas blancas y de chispa que pertenecieran al estado, junto a sus cartucheras y municiones. Los demás propietarios de sables, fusiles y carabinas también debían presentarse, y una vez reconocida su propiedad, les serían devueltos.

Se prohibía también la ausencia de todo habitante de la ciudad durante 15 días, salvo conocimiento del gobierno.

Además pedía que los que se habían acuartelado días atrás debían presentarse para explicar su situación, confiando en que nadie les insultaría ni sufrirían quebrantos sin comprobada justicia. López justificaba estas acciones diciendo: “el gobierno ama tiernamente a sus paisanos y a los que no lo son; siente el extravío de la opinión y no quiere dejar piedra sin mover para fijarla, como una hermanable unión”.

Además, se prohibía bajo graves penas, que se insultara por cuestiones políticas. “Échese un velo sobre estas graves heridas”, decía López, “y acordemos son todos hermanos, relacionados, amigos, y, al fin, paisanos nuestros, que es la voz más dulce”.

Todo un poeta.

En pocos meses, sabremos quién aprendió la lección… Posted by Picasa

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