miércoles, diciembre 13

EL CASO "NORITA" - O EMPEZAR A MIRARSE EL OMBLIGO

Durante varios días, la edición radial de Fuera de Foco, debatió acerca de lo que los medios de comunicación hicieron con Nora Dalmaso, una mujer asesinada que apenas muy pocas veces fue tratada como lo único seguro que es después de los ríos de tinta que se invirtieron en ella: la víctima de un crimen. Por suerte, hay quienes disponen del tiempo y la claridad necesaria para poner las cosas en su lugar. (Alguien en Santa Fe, ¿se atrevería a mirarse el ombligo?). Fuente: Diario sobre diarios.
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La “hipoxifilia” difundida por los medios y desmentida por la Justicia
Río Cuarto: la construcción de un “juego sexual”como causa de muerte que no se pudo comprobar

Un relevamiento de los seis primeros días de la cobertura del crimen de Nora Dalmasso permite observar la construcción mediática en torno al “juego sexual”. Como fueron los diarios instalando día a día la hipótesis de la “hipoxifilia”. Qué dicen los periodistas que cubrieron y editaron el caso en Clarín y La Nación. Todas las opiniones que los medios publicaron sobre sus propias coberturas. La vida privada de las personas y el manejo de las fuentes. Por qué se publican conjeturas como si fueran conclusiones. La autoevaluación de algunos diarios.
El lunes 27 de noviembre la noticia de un crimen sacudió a la ciudad cordobesa de Río Cuarto. La empresaria Nora Dalmasso había sido asesinada en su casa del barrio “Villa Golf” mientras su marido, el traumatólogo Marcelo Macarrón se encontraba jugando al golf en Punta del Este. Algunas circunstancias que rodearon el caso, hicieron que se convirtiera en una serie informativa que ya lleva 15 días en las páginas policiales de los diarios. La cobertura del caso realizada por los matutinos (a la que también se plegó la radio y la TV) incluyó una gran cantidad de detalles vinculados al sexo. La profusión de datos en ese sentido, hizo que algunos de esos mismos medios se cuestionaran o se autoevaluaran en sus propias páginas, en una actitud inusual. Diario sobre Diarios realizó un relevamiento de los diarios Clarín y La Nación, durante los primeros seis días de cobertura del crimen (del 28 de noviembre al 3 de diciembre). El objetivo fue tratar de exponer algunas construcciones mediáticas que fueron hechas en las primeras horas posteriores al hecho en base a fuentes ligadas a la investigación, que brindaron información en forma “off the record” sobre detalles de la intimidad de Dalmasso. Se tomaron esos dos matutinos por ser los de mayor venta en el país y porque a la vez, son los que más capacidad tienen para “armar agenda” e instalar temas, que luego son “levantados” por los medios electrónicos, muchas veces de manera acrítica. Para acotar el eje del relevamiento y para facilitar la comprensión sobre cómo las construcciones mediáticas pueden estar total o parcialmente divorciadas de los hechos, se tomó el caso del “juego sexual” llamado “hipoxifilia” que consiste en provocar una leve asfixia durante el coito para, supuestamente, sentir mayor placer en el momento del orgasmo. La posibilidad de que Dalmasso haya muerto en medio de ese “juego sexual” fue difundida con amplios detalles por los medios.

Primer día: Lucas Guagnini en Clarín habla de “juego sexual”
El martes 28, al otro día del crimen, Clarín editó un título menor en su portada: “Crimen, pasión y misterio en un country cordobés”. En la bajada señaló: “Estrangularon con el cinturón de su bata de seda a una mujer de 51 años. La hallaron semidesnuda. Su esposo, conocido médico, estaba jugando al golf en Punta del Este. Se piensa en motivos pasionales”. Como se ve, en el texto de tapa, Clarín no adjudica ninguno de esos datos a ninguna fuente, lo que puede hacer suponer al lector que se trata de hechos fehacientes y comprobados. La Nación no llevó el tema en la tapa de esa edición.
En ese primer día de cobertura, la crónica publicada en la página 40 de Clarín se tituló “Crimen en un country: estrangulan a una mujer con la cinta de su bata”. En la bajada afirmó que “El cuerpo estaba semidesnudo en la cama de la hija de la víctima. Según las pericias, tuvo sexo consentido antes de morir. El marido estaba en Punta del Este jugando al golf. La casa no fue robada”. La nota fue ilustrada con dos fotos, una de una ambulancia retirando el cuerpo de Dalmasso de la casa y otra de la víctima con el epígrafe “Nora Dalmasso tenía 51 años y dos hijos. Era empresaria”.
La crónica la firmó Guillermo Calvar, de la corresponsalía de Córdoba. Allí, entre otras cosas, señaló que “tras el hallazgo del cuerpo, primero se pensó que podría tratarse de un suicidio o de un homicidio en ocasión de robo. Pero rápidamente las pistas apuntaron a un crimen pasional”. Párrafos adelante consignó que “una fuente calificada de la investigación, le dijo a Clarín que la mujer habría tenido relaciones sexuales consentidas y que no había signos de violencia en la habitación ni de defensa en su cuerpo”.
Acompañando esa crónica Clarín publicó una breve columna “Punto de vista” firmada por Lucas Guagnini en la que habló por primera vez de “juego sexual”. El diario se convirtió así el primer medio en difundir esa hipótesis a la que luego se le sumó La Nación y que, después de ser instalada durante varios días, sería relativizada por una pericia.
Esto escribió Guagnini: “Todo apunta a un crimen pasional, pero en voz baja los investigadores dejan correr una pregunta inquietante: ‘¿Y si fue un accidente?’. La hipótesis se refiere a un juego sexual extremo, en el que a la persona le gusta ser asfixiada mientras mantiene relaciones, para luego sentir ‘el placer’ del oxígeno que vuelve al cuerpo cuando le liberan las vías respiratorias. No se trata de una especulación baladí: no hubo pelea. La cinta de la bata estaba anudada prolijamente alrededor del cuello; no había signos de ataduras en las manos, ni piel de un posible atacante bajo las uñas. La víctima llegó al momento y lugar de su muerte por propia voluntad”.
Guagnini al jerarquizar esa versión en su columna le da entidad a la confidencia de su fuente. Además agrega elementos de verosimilitud como la frase “¿Y si fue un accidente?” adjudicada a “los investigadores”, o la oración: “No se trata de una especulación baladí”. Las pericias posteriores, si bien no desmintieron que haya existido ese “juego sexual”, sí desestimaron que eso fuera la causa de la muerte de Dalmasso.

La Nación no menciona el “juego sexual”
Ese mismo día, La Nación sólo publica una breve nota en Información General, firmada por su corresponsal en Córdoba Juan Carlos Vaca y titulada “Misteriosa muerte en un country”. Allí, entre otras cosas, señaló que “los investigadores sospechan que están en presencia de un crimen pasional” y que Dalmasso “estaba semidesnuda. Murió ahorcada con el cinto de una bata que tenía alrededor de su cuello, dando dos vueltas y ajustada con tres nudos. Trascendió que los forenses tendrían algún indicio de que la mujer intentó sacarse la prenda que la asfixiaba”.

Segundo día: La Nación titula con el “juego sexual” y ambos hablan de “hipoxifilia”
El miércoles 29, segundo día de cobertura, Clarín mantuvo un título en su portada sobre el caso: “Crimen del country: la hipótesis pasional en primer plano”. En la bajada sostuvo: “En la casa de la mujer asesinada encontraron dinero, joyas y hasta un Rolex de oro sin tocar. Investigan la pista de un hombre de pelo negro”. La Nación siguió sin llevar el tema en su portada.
Luego de que Clarín hablara el martes 28 en la columna de Guagnini de un “juego sexual” entre la víctima y su asesino, el miércoles 29 La Nación dimensionó ese dato difundido por las fuentes ligadas a la investigación y decidió titular su nota interior “Investigan un juego sexual en el crimen del country”. En la bajada afirmó que “descubrieron semen en el cadáver”.
La crónica, firmada de nuevo por el corresponsal Juan Carlos Vaca, señaló que “la bella empresaria de Río Cuarto, Nora Dalmasso, de 51 años, habría mantenido relaciones sexuales consentidas poco antes de morir asesinada en un chalet de un country de esa ciudad, por lo que la mira investigativa está puesta en lo que podrían revelar las pruebas de ADN que se le practicarán a la muestras de semen halladas en el cuerpo”.
Añadió que “el resultado podría conducir a quién estuvo con ella en la madrugada del sábado, cuando murió asfixiada por el cinto de una bata de seda, que tenía enrollada en el cuello. Fuentes de la pesquisa confiaron que en esa última relación se habría practicado la hipoxifilia, un peligroso juego sexual, que consiste en buscar la excitación al asfixiarse en el momento de alcanzar el orgasmo”.
Clarín, en tanto, tituló su nota interior “Muerte en el country: crece la hipótesis del crimen pasional”. Allí, Marta Platía, también de la corresponsalía de Córdoba señaló que “fuentes judiciales a las que Clarín consultó, deslizaron que ‘quedó claro que ella había mantenido relaciones sexuales antes o durante el momento de su muerte’. En esos círculos, se empezó a hablar de hipoxifilia: refiere a una práctica sexual en la que uno de los miembros de la pareja es estrangulado suavemente por el otro para llegar al orgasmo. Dicen que esa ‘técnica’ (cuya línea entre la pequeña muerte que implica un orgasmo y la muerte real), es muy leve y difusa”.
En otro párrafo añadió, aunque con verbo en potencial, que “la autopsia, que los fiscales ya tienen en sus manos, les habría dado la razón. La mujer habría muerto al alcanzar el clímax sexual”.
Como se puede observar, en ambos diarios cuando se refieren al “juego sexual” o “hipoxifilia” se basan en fuentes a las que no identifican.

Tercer día: Los dos diarios insisten con el “juego sexual” o “juego erótico”
El jueves 30 se volvió a repetir el esquema anterior: Clarín volvió a editar un título en tapa, mientras que La Nación, siguió llevándolo en su interior. En esta oportunidad, el matutino de la viuda de Noble presentó con foto a Rafael Magnasco, abogado de Río Cuarto “en el centro de las sospechas”.
La crónica de ese día la firmó Gustavo Molina, también de la corresponsalía de Córdoba. Luego de contar las supuestas vinculaciones del abogado cordobés con la víctima, insistió en un párrafo que “la misma noche del domingo, horas después de que la atractiva mujer de 51 años fuera encontrada en el cuarto de su hija con el cinturón de su bata de seda anudado en el cuello, la gente de Río Cuarto ya se hablaba de Magnasco. Las versiones decían que la mujer había muerto durante un juego sexual con un amante. Y lo mencionaban a Magnasco en ese rol”.
En La Nación, el corresponsal Juan Carlos Vaca también centró su nota en la figura del abogado Magnasco. Y en un párrafo recordó que Dalmasso “estaba desnuda sobre una cama, con el cinto de una bata de baño alrededor de su cuello, lo que le produjo la asfixia mortal. Se comprobó que había estado manteniendo una relación sexual. No está determinado si fue consentida o producto de una agresión. Una posibilidad es que haya estado participando de un peligroso juego erótico”.
A esta altura de la cobertura, los diarios consignaron que a la víctima, sus amigos y conocidos la llamaban “Norita”.

Cuarto día: La Nación se lo pregunta, Clarín lo afirma
El viernes 1º de diciembre cambian los criterios. Ahora es La Nación quien decide llevar el tema en su portada, con el título “En el lugar de la muerte” bajo una foto de Macarrón, marido de Dalmasso en la casa donde se halló el cadáver. Clarín en cambio sacó el tema de sus títulos de portada y sólo le concedió una llamada en el “friso” superior de la primera plana.
Un detalle: La Nación deja de hablar del “country” Villa Golf y lo denomina “barrio”. Clarín lo sigue llamando “country”.
En La Nación, Juan Carlos Vaca se preguntó en el primer párrafo de la nota si Dalmasso había muerto “¿víctima de un ataque sexual? ¿O mortal desenlace de un juego erótico peligroso, pero consentido?”. En Clarín, en cambio, desde la columna “Punto de vista”, Eduardo Parise, afirma que la muerte se debió a la hipoxifilia: “Un primer atajo para romper el misterio que estos casos generan son las pruebas científicas, pero existe la posibilidad de que sea difícil llegar a un sospechoso contra quien comparar los restos de semen hallados en el cadáver. Más aún cuando la muerte sucedió en el curso de un juego erótico, según la hipótesis más sólida”, aseguró.

Quinto día: La Nación deja de hablar de “juego sexual”
El sábado 2, el asesinato de Dalmasso fue el segundo título de tapa de Clarín: “Crimen del country: 4 hombres en la mira”. La Nación decidió, en tanto, que el tema vuelva a las páginas de información general, sin menciones en la portada.En Clarín, Gustavo Molina afirmó en un párrafo de la nota: “En medio de esta relación sexual, con juegos eróticos que incluían un suave ahorcamiento la mujer murió. Esta práctica se denomina hipoxifilia”.
En La Nación, en tanto, Orlando Andrada, de la corresponsalía de Córdoba, dejó de mencionar, por primera vez, el “juego sexual”. Señaló que “según fuentes policiales, los peritos habrían comprobado en el cuello de la víctima las marcas de los dedos de un presunto asesino”.

Sexto día: La Nación descarta el “juego sexual” y Clarín lo relativiza
El domingo 3, ninguno de los dos matutinos decidió editar un título de tapa con el crimen de Río Cuarto.
En La Nación, la nota firmada por Orlando Andrada siguió sin volver a mencionar la pista del “juego sexual”. Además, aseguró que “fuentes del caso están convencidos de que se trató de un homicidio doloso y no de un accidente” y añadió que “en fuentes judiciales se descartó la primera hipótesis de que Dalmasso había muerto durante un juego sexual consentido con un amante (hipoxifilia) que implica provocar falta de oxígeno para incrementar el placer durante el orgasmo”.
Clarín le dio un amplio despliegue al tema en dos páginas. La crónica central fue sin firma (aunque al pie consignó “informe: agencia Córdoba”. En el texto, el diario toma distancia de la hipótesis del “juego sexual”, por primera vez, desde que lo publicara en su primer día de cobertura. En el segundo párrafo aseguró: “El final llegó de la mano de uno o dos amantes, según la investigación preliminar. Pero lo que en un primer momento parecía el resultado accidental de un juego sexual, ahora podría abrirse a un asesinato cometido con intención, de acuerdo a la autopsia”.
En otro párrafo, insistió con la pista de la hipoxifilia, aunque relativizándola: “Nora murió asfixiada. Le anudaron el cordón de su bata de seda al cuello, en un posible jugueteo erótico. Pero hubo más. ‘Yo no descarto la muerte accidental en un momento de pasión amorosa, pero creo que cuando le presionaron el cuello, eso se transformó en mucho más que un juego’, dijo a Clarín el fiscal Javier Di Santo, quien sospecha de un homicidio intencional”.
En la columna “Punto de vista”, Ricardo Canaletti, especuló: “Tal vez ella haya muerto mientras practicaba un juego erótico. Tal vez el estrangulamiento fue intencional. O tal vez hayan ocurrido las dos cosas”.
Clarín ilustró la nota con una importante infografía en donde amplió la zona del cuello del cadáver para mostrar los nudos realizados por el homicida. Y agregó otro elemento polémico: consignó que en la mesa de luz de la habitación había un pote de vaselina. Algo que en la nota interpretó como un dato que “permitiría descartar que haya sido forzada a algo” luego de especular con “relaciones sexuales mantenidas entre más de dos y en todas sus formas posibles”.

Las pericias niegan el “juego sexual” como causa de muerte
De lo publicado durante el período relevado, el “juego sexual” fue el único hecho sobre el que se expidió una pericia judicial en el sentido opuesto a lo que habían publicado los diarios.
El miércoles 6 de diciembre ambos matutinos llevaron en sus portadas los resultados de las pericias realizadas por los forenses. Estas notas están fuera del período relevado, pero aportan el elemento judicial que echó por tierra la hipótesis del “juego sexual” que los medios fueron “construyendo” en los primeros seis días.
En La Nación, Ramiro Sagasti, enviado especial a Río Cuarto, lo expresó de manera contundente: “Lo confirmaron ayer los peritos forenses: Nora Raquel Dalmasso, de 51 años, fue estrangulada. Es decir, la madrugada del sábado 25 del mes pasado, la mujer no murió durante un juego sexual extremo con un amante en su casa del exclusivo country Villa Golf, de esta ciudad, como se había dicho, sino que alguien le rodeó el cuello con el cinturón de una bata, lo anudó, repitió la maniobra y presionó con las manos hasta asfixiarla”.
Clarín en su portada aseguró que “según las pericias, Nora Dalmasso no se resistió mientras las estrangulaban. Pero quedó descartada una muerte accidental durante un juego sexual”. En la nota interior, firmada por Liliana Caruso y Gustavo Molina, señaló que “Nora Dalmasso no se resistió mientras fue estrangulada por un asesino que la miraba a la cara luego de una relación sexual violenta consentida. Fue ahorcada con las manos (tenía marcas en ambos lados del cuello) y con ayuda de un lazo de toalla de una bata. El cinto le daba dos vueltas al cuello y tenía un doble nudo fijo a la derecha, a la manera de un collar”.
Añadió que los médicos dijeron que “no fue un accidente. Hubo una clara intención homicida”. Unos párrafos más adelante afirmó: “Desde que se conoció la muerte de esta bella empresaria de Río Cuarto, se especuló que la muerte se podría haber producido por un juego erótico que consiste en producir una leve asfixia para tener un orgasmo más intenso. Ahora los forenses descartaron que haya habido una muerte accidental durante el juego, aunque no descartan que ‘lo que empezó como un juego, con un lazo alrededor del cuello, haya terminado en asesinato’, dijo a Clarín una fuente allegada a la investigación judicial”.
Clarín fue el diario que primero habló de una muerte accidental en el marco de un “juego sexual” trasladando impresiones de los investigadores en “off”. La Nación fue el primero que tituló una nota haciendo hincapié en la “hipoxifilia”. Ambos diarios recordaron a lo largo de los primeros días de la cobertura del caso, que un “juego erótico” fallido podría haber sido la causa de la muerte. Con las pericias en la mano, que afirmaron lo contrario, ninguno de los dos matutinos consideró pertinente una autocrítica o un sinceramiento de las causas de la difusión de esa información. Está claro que cuando se conocieron las pericias que descartaron la muerte por juego sexual, los diarios ya habían publicado que Nora Dalmasso era madre de dos hijos menores de edad.

Qué dicen los periodistas
Para comprender el tema también desde el costado puramente periodístico también se dialogó con periodistas y editores de ambos diarios (dos de Clarín y dos de La Nación), de las secciones “policiales” que escribieron o editaron notas sobre el tema. Por distintos motivos, los profesionales consultados solicitaron mantener en reserva sus nombres.
A pesar de que pidieron hablar en “off”, los periodistas accedieron a reflexionar sobre sus propias coberturas y las de los competidores. También es importante destacar que los consultados admitieron que pudo haber en la cobertura alguna filtración interesada de las fuentes y todos dijeron ser plenamente concientes que el límite entre dar la información de la manera más completa posible y la intromisión en la vida privada, “es muy delgado” y que por eso “tratamos de ser muy cuidadosos con los datos”. Algunos de los periodistas manifestaron que las coberturas del caso fueron tema de conversación en reuniones de editores y con otros colegas de otras secciones. Otros se mostraron molestos por algunas críticas de los propios medios a la difusión de los temas sexuales. Algo también para aplaudir: ninguno de los cuatro periodistas recurrió al clásico y en algunos casos falaz argumento del frenesí de los cierres y la falta de tiempo para chequear la información.
“En este caso, hay un interés que trasciende el mero hecho policial. No fue una persona asesinada luego de un robo. El hecho está rodeado de determinadas circunstancias que hacen que todo tenga una lectura policial y otra vinculada a temas sexuales o a la vida de la alta sociedad”, señaló uno de los periodistas. “En Clarín intentamos siempre contar todas las historias completas, dando la mayor cantidad de información posible. Siempre hay datos de las víctimas de los delitos y, cuando pueden tener que ver con el móvil del crimen lo publicamos”, añadió.
Para los periodistas de Clarín, “en este caso se sospecha que a Dalmasso la mató uno de sus amantes. Y en ese contexto lo que pasó antes de la muerte tiene importancia, porque puede estar relacionado con el móvil del crimen”.
En ambos matutinos aseguran que “todo lo que publicamos lo tenemos chequeado tanto en fuentes policiales como judiciales”, aunque admitieron que esas son las dos únicas fuentes que tienen acceso a información de la pesquisa. “Los amigos de la víctima son los que tiran más rumores imposibles de comprobar”, señaló uno de los periodistas. Un editor de La Nación asegura que entre los dos diarios no hay espacio para la sorpresa: “El que le da la información a Clarín es el mismo que el que nos la da a nosotros”.
En Clarín descartan que haya habido excesiva cantidad de detalles sexuales en la cobertura. “Se podría alegar que hubo ‘regodeo’ con lo sexual, si nosotros hubiésemos publicado, por ejemplo, lo que decían los mensajes de texto que Nora se mandaba con su amante. Esa información la tenemos, pero sí nos parece demasiado fuerte como para publicarla. Ahora, decir que hubo intercambio de mensajes eróticos, no es cuestionable”.
Sobre la pista del “juego sexual”, en Clarín aseguran que el dato lo pasó “una fuente con acceso directo al expediente y confiable para nosotros”. Y agregan: “pero nosotros lo publicamos en los textos, no hicimos un título con eso como hizo La Nación”. En el diario de los Saguier se atajan: “Nosotros no titulamos que había muerto por el juego sexual, sí que lo estaban investigando” y agregan “los que nos dan clases de ética periodística, Clarín y Página/12, son los que primero lanzaron todas las versiones infundadas”. La referencia a las “clases de ética” es por notas críticas a las coberturas publicadas en esos diarios y que más abajo se desarrollan.
Al tomar un poco de distancia de los detalles del caso, los periodistas dicen que “nosotros vamos publicando lo que consta en el expediente. Lo que ocurre es que muchas veces los expedientes van cambiando, van descartando pistas y buscando otras nuevas. ¿Qué tendríamos que hacer entonces? ¿No publicar nada hasta que haya condena firme?”.
En ambos matutinos aseguran que ponen especial cuidado en las fuentes que consultan en estos casos. “Las fuentes políticas intentan manipular al periodista dándole mucha información y haciéndole declaraciones. En cambio las fuentes policiales se manejan al revés: no hacen declaraciones y dan la información con cuentagotas. Por eso cuando uno obtiene un dato de una fuente policial, tiene más tendencia a confiar en la información brindada”, dijo uno de los consultados. Aunque advirtió que “es cierto que también las fuentes a veces intentan ocultar sus falencias a la hora de encontrar culpables, entonces dan información para dar la impresión de que se está trabajando”.Otro de los consultados insiste en que en este caso los detalles sexuales, “son parte del contexto ineludible para informar sobre el hecho. Cuando nosotros publicamos algo de ese tipo no es porque somos morbosos, es porque sabemos que el móvil o el culpable pueden estar en esa dirección”.

La prensa escribe sobre sí misma
No es habitual leer en los diarios notas críticas sobre las coberturas de los hechos que esos mismos diarios publicaron. En este caso ocurrió. Al menos hasta ayer, los diarios Clarín, Página/12 y el dominical Perfil se refirieron a las aristas polémicas que arrojó el seguimiento mediático de los hechos. En algunos casos las críticas apuntaron a la TV, en otros a algunas características del hecho (como que la protagonista era una mujer o que era empresaria) y otras fueron reflexiones sobre el “deber ser” que los periodistas que siguen el caso sienten que no tienen ningún sustento en la realidad. “Esas críticas suelen ser realizadas con posterioridad a los hechos. Y ya sabemos que con el diario del lunes, todos nos ganamos el PRODE”, se defienden.
Intromisión en la vida privada de la familia de la víctima, información no chequeada, amarillismo, condena mediática sin posibilidad de defensa, culpabilización de la víctima, sanciones moralizantes y fascinación por los detalles escabrosos, fueron sólo algunos de los conceptos que algunos diarios destacaron como la parte más oscura de la cobertura del crimen.

Wiñazki, en Clarín, picó en punta
Clarín tomó la delantera de la observación de las coberturas. El viernes 8 de diciembre, en la sección “Medios”, Miguel Wiñazki publicó una nota titulada “El crimen de Río Cuarto pone bajo la lupa el rol de la prensa” con la volanta “Un nuevo debate sobre los límites entre lo íntimo y lo público”.
Allí, Wiñazki se preguntó por su tesis de la “noticia deseada”, desarrollo que en 2004 publicó en formato de libro. Escribió: “¿El periodismo prefirió sumergirse en una trivialidad perversa y abrumadora? ¿O son las audiencias —la gente— quienes no consideran triviales sino cruciales a las historias de la vida privada, cuando están atravesadas por la violencia y por cuestiones tan sensibles para cualquiera como la infidelidad, el engaño y la muerte?”.
Wiñazki consultó a la especialista en comunicación, Adriana Amado Suárez, quien le dijo que “se escucha a periodistas decir que la cobertura de los sucesos de Río Cuarto toma estos visos amarillistas porque es algo que la gente pide. Sin embargo, justamente la responsabilidad social que medios y periodistas tienen sobre la información exige que éstos tomen decisiones más allá de lo que los otros actores les demandan”. También consultó a la académica Stella Martini, quien señaló: “En algunos países el adulterio femenino se castiga aún hoy con la lapidación. En el nuestro también. El amarillismo propio de la noticia policial suele encontrar su límite en el respeto debido a la víctima y al pudor del público. Pero las crónicas sobre la muerte de Nora Dalmasso cruzaron el borde de lo que se puede decir para exponer a la mujer infiel a los fuegos de la mirada pública. Condenada sin posibilidad de ejercer su defensa, la víctima muere una y otra vez obscenamente frente a nuestros ojos”.
El párrafo más punzante de la nota de Wiñazki -y quizá con una conclusión apresurada-, aseguró que “el primer plano mediático fue copado por la exhibición apabullante, y de pronto inferida y no chequeada, de la vida privada y sexual de los involucrados en el hecho. ¿Por qué?”.

Se suma Página/12
Página/12, por su parte le dedicó la tapa del domingo 10 de diciembre al análisis del caso. La tituló “Argentina voyeur” y en la bajada de la portada señaló: “El crimen de Río Cuarto desató la voracidad mediática, basada en la culpabilización de la víctima y centrada en los detalles de su vida sexual más que en el asesinato. La oferta comunicacional se entronca con la explosión de fantasías que el caso despierta en buena parte de la población. Las claves de una historia que cruza los prejuicios morales y clasistas con la trama de un thriller erótico”.
La nota central la firmó el periodista Cristian Alarcón quien enumeró: “La voracidad por el lado sexual del crimen, la construcción de relatos basados en los viejos escándalos mediáticos sobre prácticas sexuales ‘raras’, una víctima culpabilizada por violar las normas del patriarcado, un marido victimizado desde su posición de perdonador de pecados femeninos reservados a los hombres, una mujer que se mimetizó con la promiscuidad masculina en su búsqueda de satisfacción donjuanesca, un supuesto implícito de que las clases altas se colocan por encima de la moral promedio, la actitud lúdica del público que juega a armar hipótesis para el guión para un thriller erótico” y dijo que esos fueron algunos de los ejes que “surgen en cuatro entrevistas con intelectuales que siguieron desde las páginas rojas el caso que concentra la atención del morbo popular y masivo”.
Alarcón entrevistó a Silvia Delfino, “del Area Queer de la Universidad de Buenos Aires” quien opinó que “los medios arman una escena de escándalo sobre los materiales que ellos mismos han producido en los últimos 25 años sobre la sexualidad pública y privada, que ha exhibido no como experiencias sino como espectáculo”. También consultó a la “psicóloga y sexóloga” Claudia Groisman, quien consideró que “los medios están más interesados en los detalles de su vida sexual que en los asesinos, y por eso la muerte intencional de una persona pasa a segundo plano”. Delfino agregó: “Los medios arman una escena de base melodramática que en vez de mencionar la investigación respecto al asesinato, empiezan a discutir y hasta a inventar situaciones respecto de las prácticas sexuales de quienes estaban en la escena. Al punto de que incorporan todas aquellas figuras que en los últimos años, sobre todo durante el menemismo, fueron parte del escándalo que los medios producían sobre prácticas sexuales. Sólo como un ejemplo, las prácticas swinger resultan más una preocupación de los medios que de los públicos, porque desde todo punto de vista es un tema viejo”. También entrevistó a la escritora Elsa Drucarof y a la psicoanalista Irene Meler.
En esa misma edición de Página/12, la editora de espectáculos del diario Sandra Russo publicó una nota titulada “Norita”. Allí afirmó que crimen de Río Cuarto arrojó “pocos ejemplos más claros y contundentes de la sanción disciplinadora de la opinión pública que cumplen los medios de comunicación, y de cómo cierto morbo indispensable para hacer periodismo es completamente funcional al disciplinamiento social en materias privadísimas”.
También opinó sobre el tratamiento mediático del crimen el columnista político Mario Wainfeld. Aseguró que “una pregunta remanida pero ineludible, reeditada por la cobertura del asesinato de Nora Dalmasso, es qué hacen los medios con el público”. Consideró que “la pesquisa se encarniza con los detalles privados y relega, casi al tono de la nota color, al crimen. De un modo apenas disimulado todo se desliza de lo esencial a lo subalterno, inclusive la condena social que tiende a recaer más sobre la víctima que sobre la ignota figura del homicida. En un asesinato no develado, en plena etapa del sumario, las hipótesis más imaginativas o descabelladas se publicitan con megáfono. Los medios multiplican ese desenfreno, dando por hechos lo que son conjeturas, transformando en relato lo que son puntas para acopiar pistas”.Afirmó también que “editar es jerarquizar, privilegiar, ostentar lo importante, minimizar lo subalterno, evitar lo deleznable. Si está en juego un homicidio, que se entrevera con la esfera particular, lo esencial es la privación de la vida, un crimen capital. Las peripecias privadas son secundarias y así deben ser tratadas. Lo impone el decoro y, ya que estamos, el artículo 19 de la Constitución que reserva ‘a Dios’ ‘las acciones privadas de los hombres’ y las declara ‘exentas de la autoridad de los magistrados’. Que deberían ser exentas consonantemente del ágora, o del ágora mediática, que es lo que hay”.

En Perfil, Nelson Castro también opina
Nelson Castro, encargado de responder las cartas de lectores en el dominical Perfil, también opinó sobre el tema. Dijo que “desde el primer momento, quienes están a cargo de la investigación del caso dejaron filtrar a la prensa datos muy concretos de dicho proceso. Ahí aparece entonces el hecho del ‘sexo consentido’ inmediatamente anterior a la muerte de la Sra. de Macarrón”. Agregó que “es imposible que los medios puedan ignorar esto. Es más, fuentes judiciales y algunos colegas de policiales me han dicho que, a veces, esto forma parte de una estrategia de los investigadores para inducir la ruptura de pactos de silencio por parte de los que puedan saber cosas que ayuden al esclarecimiento del caso”.
Finalizó diciendo que “hay necesidad de un manejo responsable de nosotros, los periodistas, de casos como éstos en los que, muchas veces, la realidad supera a la ficción. Y la realidad nos dice que aquí hay una persona muerta que es la víctima y no el victimario, y un asesino que anda suelto, y que lo esencial es el esclarecimiento del hecho y la identificación del homicida. En el medio está un círculo social de alto nivel atravesado por las contradicciones y las miserias de la condición humana y una familia destruida que merece nuestro respeto”.

En Clarín, Julio Blanck, vuelve a mirar la cobertura
Por último, el martes 12 de diciembre en Clarín, el editor Julio Blanck se refirió, desde la nota en página 2 llamada “Del editor al lector”, a otros aspectos de la cobertura del caso. Recordó el viejo dicho periodístico “que la realidad no te arruine una buena nota” y señaló que “en la edición de Clarín de hoy publicamos dos títulos que fueron ‘arruinados’ por la realidad”. Uno de ellos fue sobre el crimen de Río Cuarto. Dijo Blanck que “en el crimen de Nora Dalmasso, ayer la investigación tropezó. Los exámenes de ADN no pudieron establecer la identidad genética del semen hallado en la mujer asesinada en Río Cuarto. No se conoce aún esa huella indiscutible de quien tuvo sexo con ella la última noche. Harán otras pruebas y aún pueden conseguir ese dato clave. Pero la noticia esperada, el supuesto ‘ADN del asesino’, fue desbaratada por los hechos”.

A modo de conclusión
Los periodistas que cubrieron o editaron el crimen de Río Cuarto, aseguran que toda la información volcada en las páginas fue chequeada previamente, en contraposición a lo que opinó Wiñazki. También consideran que sería imposible escribir sobre un caso policial o judicial si se tienen que atener a lo que queda fehacientemente comprobado en el expediente. Una duda que queda es si en relación al “juego sexual” se podría haber esperado a la pericia.
Los profesionales que siguieron el caso admiten que pueden haber sido inducido por sus fuentes para enviar mensajes al posible homicida. “Es posible que la policía filtre información falsa para que el asesino ‘baje la guardia’ y lo puedan atrapar. Pero para nosotros eso es imposible de comprobar en el momento en que ocurre”.
Sobre las críticas hacia el “regodeo” con los detalles sexuales o al supuesto “clasismo” que muestra la cobertura, los periodistas consideran que son visiones “respetables, pero que a la hora de recabar y difundir información no se suelen tener en cuenta”. Sí, en cambio, aseguran que se cuidan los detalles lo más posible. “Publicamos información de la vida de la víctima, sólo cuando eso puede tener que ver con el móvil del crimen”, afirman.
De todas formas, el periodismo dio un pequeño paso adelante al abrir sus páginas a críticas, análisis y autoevaluaciones de sus coberturas. Sería deseable que esta práctica se extendiera a la hora de evaluar otras construcciones mediáticas con otras implicancias más allá de un homicidio.
Que no termine siendo un juego. Como el “juego sexual”.

Fuente: Diario sobre Diarios - Zona Dura. 12 de diciembre de 2006

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