jueves, septiembre 6

RADIODIFUSIÓN: “LA LEY FUE TANTAS VECES EMPARCHADA POR LA DEMOCRACIA QUE YA NO ES DE LA DICTADURA”

Para el interventor del COMFER – Julio Bárbaro – el reemplazo de la ley de radiodifusión no soluciona nada. Opina que algunos de sus aspectos más nocivos fueron introducidos en los 90.

Publicado en www.eter.com.ar

Julio Bárbaro, interventor del Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), está convencido de que la modificación de la Ley Federal de Radiodifusión (22.285), decretada durante la última dictadura militar, no es determinante para democratizar el mundo de la radio y la televisión argentinas.

"Depositamos en la ley la utopía que no somos capaces de forjar en la realidad", señaló a Radioeter en una entrevista realizada para la transmisión especial de 5 horas por el 87º aniversario de la radio en el país.

Bárbaro consideró que "en algún momento, lentamente, el Estado tiene que entrar a decomisar y decomisar" para excluir del dial a las radios sin licencia. "La sociedad tiene derecho a escuchar bien", argumenta.

En tren de balance, resalta como logro de su gestión la entrega de 3.200 licencias a radiodifusores de pequeñas localidades del interior. Lo que sigue son los pasajes más destacados de esa charla.

La consumación de un proyecto

"Piden una ley nueva, pero, si vos les preguntás qué le pondrían a la nueva ley, no saben. Pero quieren una nueva ley. El otro día, le dije a un grupo de periodistas: 'Denme puntos que incorporarían a la ley'. Se hizo un silencio sepulcral porque no había tantos puntos. La ley vieja ha sido tantas veces emparchada por la democracia que ya no es de la dictadura. Porque vos la emparchaste, la acomodaste".

"Todos dicen que la ley vigente tiene su origen en la dictadura, como la aviación en España tiene su origen en el franquismo", compara. Y destaca que algunos de los aspectos más nocivos de la norma vigente no estaban presentes en la redacción original sino que fueron introducidos en la década del 90. "La separación entre la telefonía y la radio se da en la época de la dictadura", ejemplifica, en referencia a la prohibición de que las grandes empresas de telecomunicaciones puedan operar servicios de radiodifusión.

"Hicieron una ley atroz, como todo lo que hizo la dictadura, pero casi no tan atroz como lo que hicieron Menem y Cavallo. El nivel de delincuencia de Menem y Cavallo debe estar a la par. Le hicieron modificaciones más capitalistas. Por ejemplo, esa ley no permitía que los extranjeros compren radios argentinas. Menem y Cavallo hicieron un acuerdo con Estados Unidos en el que, para más datos, los Estados Unidos podían comprar radios acá y nosotros no allá (como si tuviéramos plata para comprarlas). Es como si vos hubieras hecho un acuerdo con Cassius Clay en donde él te pudiera pegar y vos no a él."

En este sentido, Bárbaro considera que la mayor obsolescencia de la ley no está en su origen dictatorial sino en el desfase tecnológico que se produjo entre su dictado y la actualidad. "A veces la tecnología altera las normas -señala- y esa ley esta hecha antes del cable, antes de que alguien se imaginara que existiera el cable. Está hecha para que haya una sola televisión por lugar, no dos, para no destruir el mercado; con una idea de que había un canal de televisión en cada lado y cuatro en Capital Federal; donde la televisión no tenía una vigencia como la que hoy tiene. Es como si se hubiera hecho una ley para el teléfono antes de que nadie hubiera visto un celular".

Sin embargo, no cree que en el contexto actual se vaya a sancionar una nueva ley en el corto plazo. "Las leyes son a veces gestoras de un proyecto o la consumación del mismo -sostiene-. Yo creo que en este caso va a ser la consumación. He ido a Diputados y al Senado y no he encontrado diferencias profundas con los socialistas, con el ARI, con los conservadores, en cuanto a la concepción. Un grupo grande, Clarín, no es Berlusconi, no es un monopolio. Tiene un canal, pero los otros están en otras manos. No es lo que es Carlos Slim [multimillonario mexicano, considerado el hombre más rico del mundo; es dueño, entre otras empresas, de la gigante de las telecomunicaciones Telmex]. Tenemos diversidad absoluta de opiniones. Tenemos un pluralismo y una libertad total. No hay quejas. Yo voy recorriendo el país y te puedo asegurar que no hay broncas grandes en este caso. Casi no hay broncas."

"Más democracia que esa no hay"

En agosto de 2005, el Congreso modificó el restrictivo artículo 45 de la Ley de Radiodifusión, que inhabilitaba a las sociedades sin fines de lucro a tener una radio o un canal de televisión. La medida puso fin a un largo cuarto de siglo en el que estuvieron excluidas miles de cooperativas, asociaciones civiles y religiosas, sindicatos, etcétera.

"Eso fue importante -opina Julio Bárbaro- porque ahora las radios comunitarias existen y existen otros sistemas de radio que no son comerciales. Pero lo más importante para mí, para lo que no tuve que modificar ninguna ley, fue decirle a todos los argentinos que donde hay espectro hay derecho. Quiero decir, donde no hay conflicto, cantidades de emisoras una arriba de otra, yo le doy la radio. Se presentaron 3.250 oferentes y les entregamos a 3.200 personas su derecho a una FM chica en el interior: Chaco, Catamarca, La Rioja... Donde no están las ciudades y no hay concentración, yo te autorizo. ¿Qué gasto tiene? Mil pesos en diez cuotas de cien pesos. Me parece que más democracia que esa no hay."

"Yo he hecho todo por la radio chica. Yo legalicé 3.200. Batí el record absoluto. Nadie puede decir que llegó al 10 por ciento", destaca. En este marco, no obstante, considera que "hay una cuestión esencial: aceptar que el espectro es limitado".

El funcionario apela a una anécdota: "En Resistencia me volvió loco un pibe que quería una radio. Yo le contesté: 'Flaco, entendé una cosa: no todos tienen derecho a tener radios; no hay posibilidad'. Si vos me decís 'yo quiero tener un helicóptero' - '¡Qué lindo! ¿Y? Yo quiero ir a la luna'. Me parece que hay una idea de madurez de la sociedad de decir 'el espectro es limitado'. Yo les he dicho esto un montón de veces: si los ilegales de todas las provincias se ponen de acuerdo y, en un lugar en donde entran nueve radios, los eligen ellos, yo, Estado, no elijo ninguno. Dejo que lo elijan ellos. Esa es mi demostración de la libertad de prensa. Ahora, veinte no. Hay nueve lugares."

Bárbaro asegura que el mismo planteo les hizo a las AM que transmiten sin licencia en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Según determinaron los organismos técnicos, allí entrarían apenas once de ellas. "Bueno, elijan a los once y póngalos", relata el titular del Comfer que les ofreció. "Pero hay 103 -completa- ¿Con las demás qué hacés? Hay una realidad que es clara: en algún momento, lentamente, el Estado tiene que entrar a decomisar y decomisar. Si no, decomisa la justicia. La sociedad tiene derecho a escuchar bien, más derecho del que tiene un tipo de poner una radio arriba de otra."

"Vos tenés una radio legal y te tapa el ilegal. Te tapa el pastor, te tapa el bailantero, te tapa el ilegal y el ilegal te dice que es revolucionario. Porque todo lo ilegal es revolucionario, tiene una justificación", dispara.

La vocación, el Nobel e internet

"No hay tantas radios como vocaciones porque no hay tantos premios Nobel como novelas que se escriben. ¿Qué le vas a hacer?", compara. "En ningún país se le ocurre a nadie que cada vocación es una radio. Lo que se hace es tener grandes radios donde se meten veinte vocaciones, pero no una vocación por radio. Eso es resultado, sin duda, de que la ley menemista se hizo para que arriba lo concentraran y abajo lo idearan. Entre el gran imperio del supermercado y el cartonero no había nadie. Para Menem y Cavallo eso es lo ideal, esa es la sociedad de ellos desde que están tratando de imponerse en el sur de América latina."

Por ello, según el interventor, la radio web va a ser lo que permita a todo el que quiera instalar su propia radio. "La idea de que todos tienen derecho a tener una radio -señala- ahora internet la va a permitir. Pero que vayan a internet, en el espectro no pueden".

Para Bárbaro, hay además dos argumentos económicos que hacen que el Estado no pueda otorgar licencias a grupos con poco caudal económico. Por un lado, advierte que la torta publicitaria es limitada. Por el otro, que el costo de mantenimiento no está al alcance de cualquiera. "Sostener una radio no es para todos", resume, y ejemplifica: "Salvo las dos o tres radios grandes, el resto del mercado son radios que se pagaron siete millones de dólares y no se pueden vender ni en tres, se terminan vendiendo en dos. Gente del nivel de Tinelli adquiere una radio y le es difícil sostenerla, pierde plata. Si el gobierno hubiera decidido reformular la distribución de licencias, hubiera sido un intento de exagerado costo político y de muy pequeño logro concreto", concluye.

Entrevista: Lucas Vadura
Redacción: Lucas Petersen
Desgrabación: Laura Macchi

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