viernes, septiembre 14

“NO ES FACIL VOLVER A LA CARCEL”

La fuga de un interno de la Unidad Penal Nº 9 ubicada en Recreo reactivó el debate contra las salidas transitorias de los presos. Quienes propugnan el endurecimiento del régimen carcelario encontraron la excusa perfecta. Sin embargo, la realidad penitenciaria santafesina dista mucho de la imagen de relajamiento que construye un sector de la prensa local. Solo el 17% de los presos obtuvo alguna vez un permiso de salidas transitorias. La opinión de la Coordinadora de Trabajo Carcelario.

La fuga de un interno de la Unidad Penal Nº 9 ubicada en Recreo provocó una reacción en cadena en los medios de comunicación de la ciudad. Una sensación de exaltada preocupación puede escucharse en la radio y leerse en los diarios. “Dejaron salir de la cárcel a otro preso y no volvió”, tituló el vespertino en su edición digital. Desde la emisora universitaria un periodista se preguntó, porque un condenado sale bajo palabra de honor, cuando en la vida civil trámites menos importantes se realizan dejando algún valor en garantía. Llevando al extremo estas líneas argumentales, un vecino desprevenido podría pensar que las cárceles santafesinas se parecen a un jardín de infantes.

Dos casos generaron esta situación. A finales de agosto, César Domingo Ciro, obtuvo un permiso para salir de la cárcel de Las Flores durante el fin de semana, pero no regresó. Cumplía una condena de 8 años por homicidio y obtuvo el derecho a una salida transitoria bajo “palabra de honor''.

En aquella ocasión, el inefable Jefe de la Unidad Regional I, Juan Faustino Ruiz, se mostró contrariado, manifestando que “la vez que agarramos a alguno, sale bajo palabra de honor y no vuelve''. Su prédica contra la libertad condicional continuó algunos días después, cuando divulgó versiones inexactas, sobre la situación judicial del sospechoso del crimen de Jonatan Mansilla, que instalaron la creencia de que el asesino de este niño gozaba de libertad por la benevolencia de un magistrado.

Ahora vuelve la preocupación con la fuga de Alberto Jesús Pampiglioni. El hombre estaba preso en la nueva cárcel de Recreo y el último viernes salió con un permiso de 72 horas y no regresó. Estaba condenado como partícipe principal de robo agravado y homicidio hasta el año 2012.

El énfasis informativo se concentra en dos aspectos: se produjeron dos casos similares entre presos que salen “bajo palabra de honor”. Pero que tan representativos son estos casos de la realidad que se vive en las cárceles santafesinas. Estas dos fugas, ¿justifican los reclamos que se escuchan contra el cumplimiento progresivo de las condenas?

Para Lilian Echegoy, militante de la Coordinadora de Trabajo Carcelario, la regla en el sistema penal santafesino es la negativa sistemática a los permisos especiales. “Las demandas que nosotros recibimos es por la falta de cumplimiento de la ley de progresividad de la pena, que es la 24.660 que ni siquiera está reglamentada en la provincia de Santa Fe. Esto es necesario que se haga para que los jueces de Ejecución Penal tengan un elemento concreto a la hora de otorgar los permisos, libertades condicionales y demás, que por otra no son beneficios sino derechos”, afirmó a Fuera de Foco.

Esta apreciación puede corroborarse a partir de los datos publicados por el “Sistema Nacional de Estadística sobre Ejecución de la Pena” (http://wwwpolcrim.jus.gov.ar/). Sobre una población carcelaria de 2.217 internos en el año 2005, solo el 17% había alcanzado el beneficio de las salidas transitorias, pese a que el 77% no había cometido ninguna infracción disciplinaria y el 47% había recibido una calificación de “conducta ejemplar”. En el año de la masacre de Coronda apenas 9 presos intentaron una fuga o evasión.

Por ello, Echegoy relativiza la representatividad de los casos que se debaten en la ciudad de Santa Fe. “Siempre se conoce lo malo, pero en la Unidad 3 de Rosario hay más de 300 internos, pero los fines de semana solo quedan unos 100, porque casi todos salen y vuelven el domingo”.

Con la experiencia ganada luego de varios años de trabajo con los presos, la militante afirmó que “no es fácil volver a la cárcel”, debido a que existe una historia que no se puede soslayar. “Durante muchos años en las cárceles de la provincia de Santa Fe murieron muchos internos. En el curso de 10 años nosotros tenemos estadísticas de más de 100 internos muertos, esto es como una pena de muerte informal. Es muy difícil la convivencia, es muy difícil el trabajo de los equipos profesionales, algunos lo hacen bien, otros muy mal y otros no trabajan”.

En este sentido, Echegoy apuntó a las fallas sistemáticas en el sistema de egreso. “Cuando los internos salen por libertad condicional las casas de egresos no funcionan como corresponde y no brindan ningún tipo de ayuda o apoyo. El Patronato de Liberados no está cumpliendo con su función”, apuntó.

En el actual estado de situación “podrían ser más” los presos que no regresan luego de una salida transitoria. “Pero existe la voluntad de muchos internos que han generado espacios interesantes de educación o trabajo, que no son noticia ni se conocen y fueron hechos por su propia voluntad”, agregó Echegoy.

La militante de la Coordinadora de Trabajo Carcelario destacó la creación de espacios de trabajo y talleres por parte de los internos y de otras instituciones que comenzaron a entrar en las cárceles. “Esto genera una apertura que implica un intercambio muy interesante. Esto es lo que disminuye la violencia, no el encierro permanente, no la falta de respeto a los derechos y las libertades, que además están concedidos por ley”.

Finalmente, Echegoy remarcó: “Tener buena conducta dentro de una cárcel no es fácil. Muchas veces significa agachar la cabeza muchas veces, aguantar injusticias, callarse ante el maltrato a un compañero, es moldeándose para el encierro y no para la calle”.

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