DÍA DE LA LIBERTAD DE PRENSA
Este 3 de mayo se conmemora el Día de la Libertad de Prensa, y desde Fuera de Foco hemos seleccionado una serie de trabajos que esperamos sirvan para reflexionar sobre este tan vapuleado derecho. En tiempos donde domina la concentración empresaria, la precarización laboral, el acceso restringido de la sociedad a los medios y la mercantilización de los contenidos, recuperamos los conceptos lanzados por el Sindicato de Prensa de Rosario cuando definen que: “solo el acceso y la participación popular permitirán la democracia informativa”.
A través de un comunicado, el Sindicato de Prensa Rosario sostiene, junto a numerosísimas organizaciones nacionales e internacionales, “que la información es un derecho humano fundamental porque permite el conocimiento y, también a menudo, el ejercicio de otros derechos. Por eso preferimos hablar de libertad de expresión y de derecho a la información como bienes de proyección colectiva. Libertad y acceso contienen, a la vez, las claves en que deben basarse las políticas de comunicación de la democracia: acceso y participación en los medios de comunicación social”.
Tener en cuenta el acceso supone “maximizar las posibilidades de cobertura mediática en los ámbitos regionales y locales, sobre todo en las poblaciones con mayores dificultades económicas para garantizar la llegada a esos medios. Por otra parte, no se puede hacer referencia a la participación si no existen los proyectos que tengan en cuenta la integración de los sectores populares como sujetos de las políticas que se diseñen en materia de comunicación”.
Es importante recordar, que hace 16 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió conmemorar cada 3 de Mayo el Día Mundial de la Libertad de Prensa sobre la base de la Declaración de Windhoek, realizada en Namibia (África) titulada “Fomento de una Prensa Africana Independiente y Pluralista”.
Allí se advierte que “el proceso de concentración de la propiedad de los medios de comunicación se profundiza y afianza en el ámbito mundial, regional y nacional. Nada tiene que ver ese proceso de concentración y mercantilización con la democracia informativa, con la pluralidad de voces y con la inclusión de la palabra y la expresión de quienes a la vez son los excluidos de los proyectos y modelos económicos y sociales pensados en detrimento de las mayorías. De allí que hablar en este día sólo de libertad de prensa es quedar atrapado en la red y en la lógica del negocio a gran escala que decide, en virtud del rédito económico o de la proyección comercial más diversa, cuál será la información que transmitirá el medio o el conjunto de los que integran un grupo multimediático. La violenta ecuación económica, política y social que existe entre incluidos y excluidos no sólo se refleja por los medios de comunicación masivos sino que esos mismos medios intervienen o sostienen la construcción de las relaciones sociales así diseñadas”
En sociedades desequilibradas y desiguales –como lo es la nuestra- los Estados y gobiernos tienen enormes, grandísimas deudas hacia el logro de una comunicación democrática. Para el caso argentino, en más de 23 años de gobiernos constitucionales, ninguno de los que se sucedió tuvo todavía la decisión política de poner en discusión la ley de leyes en la materia, la de Radiodifusión, que permitirá discutir quiénes son o quiénes deben ser los propietarios de los medios con miras a la profundización democrática y a la observancia de las premisas anteriores de acceso y participación. La exclusión ya aprendida y transformada en conducta social debe desarmarse, deconstruirse, con una actitud nueva, fundante, que permita a todas las personas, ciudadanas y ciudadanos pertenecientes a los sectores sociales más variados, a las minorías y diversidades étnicas y culturales, salir de la discriminación y hacerse visibles a través de la libertad de expresión.
El SPR sostiene que mucho debe trabajarse si se quiere pensar en una comunicación para la democracia y ello incluye también las leyes nacionales y provinciales que permitan el acceso a la información en poder del Estado, una forma de transitar hacia el fin de la cultura del secreto y el oscurantismo que son funcionales al atraso y la ignorancia en los que se asienta y asegura la exclusión.
Por ello, los trabajadores de prensa renovamos nuestro compromiso con la responsabilidad social que supone nuestra labor, con la ética basada en la verdad y en la rigurosidad informativa y con la mira puesta en el logro de un mundo, un país y una región con voces plurales.
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