miércoles, abril 23

ELOGIO DE LA OLIGARQUÍA

¡Qué increíbles conclusiones habría sacado un observatorio de medios en Santa Fe en 1921! Ni qué decir de un “contra-D’Elía”, que defendía sin rubores a la oligarquía patricia de nuestra ciudad, en lugar de ocultarse tras la "libertad de prensa" como hoy. Qué tiempos aquellos… Algunos "sincericidios" valen la pena.

Ya he publicado ya algunos de los furibundos ataques que el diario Nueva Época realizaba a todo lo que tuviera olor radical. Los ejemplos más fuertes fueron en las revoluciones de 1893 y en las elecciones ganadas por ese partido en 1912.

Pasados casi diez años, y con el radicalismo aún en el poder, el periódico no se resignaba. En 1921 publicó un editorial titulado “Cotejos”, un claro homenaje a la añorada oligarquía.

“Sabían defender la posición a que llegaban a golpes de puños o a golpes de ala pero sabían también abandonarla apenas una levísima sombra venía a proyectarse sobre la bruñida lámina de acero de sus caracteres. De superiores a inferiores, de arriba abajo, de abajo a arriba no era menester más que una cosquilla para la resolución del brinco y para la determinación de aquellas caídas históricas que en vez de hundir levantaban a los hombres acentuando las líneas de sus relieves morales”.

Unos angelitos, los representantes del patriciado santafesino jamás tenían “interés de conservar los puestos. Los tiraban sin actitudes teatrales, fría y serenamente, sin alentar en el espíritu la idea de una especulación con los accidentes fortuitos que les permitieran reintegrarse al usufructo de la cosa perdida. No había simulación en los gestos ni artilugios en la exteriorización de la hombría”.

Inclusive, Nueva Época justificaba la falta de democracia de aquellos días: “Fueron tiempos aquellos en que el pueblo, a falta de libertad para el ejercicio de sus derechos, la tenía de sobra para saludar con respeto, la miseria material de los hombres que caían defendiendo su integridad”.

Para este periódico, “los regeneradores de hoy han resultado los mismos oligarcas de ayer, pero sin las condiciones de carácter que a aquellos los distinguían y con las que supieron, funcionarios de todas las categorías, salvar en cualquier situación sus reputaciones personales”.

Añoranzas, se llama, de un diario que nació y se hizo fuerte e influyente mientras la oligarquía santafesina manejaba los destinos de la provincia.