miércoles, octubre 17

LA MUERTE DEL ANGELITO

Mientras se conmemoraba el Día de la Raza, un niño toba fallecía en brazos de su madre, camino al Hospital Mira y López en busca de atención médica. Desde hace tiempo se viene denunciando la situación de abandono en que se encuentran las familias aborígenes de nuestra ciudad. El titular del Instituto Provincial del Aborigen Santafesino solicitó que la justicia investigue todas las responsabilidades en este dramático caso.

El pasado 12 de octubre se recordó en todo el país lo que las efemérides oficiales destacan como el Día de la Raza. Mientras los actos conmemorativos se repetían una familia toba padecía un calvario en la ciudad de Santa Fe. Lionel López tenía nueve meses y vivía con su familia en el barrio Las Lomas, en el noroeste de la capital provincial. Murió el último viernes a la noche, en brazos de su madre, cuando esta lo llevaba caminando hasta el Hospital Mira y López, distante a unas 35 cuadras de su precaria vivienda, en busca de asistencia médica. A pesar del estado febril de la criatura ninguna ambulancia del 107 acudió al lugar luego de varios llamados de la familia.

Lionel había nacido con algunos problemas de salud y venía recuperándose satisfactoriamente de su bajo peso. En la cartilla sanitaria que guarda su madre - Raquel Cardozo – se puede leer que el último control fue efectuado el 3 de octubre pasado. Tenía las vacunas al día y según los médicos del centro asistencial de Las Lomas, el niño había aumentado casi un kilogramo su peso.

Pero el miércoles 10 de octubre Raquel notó que su hijo se sentía mal y tenía fiebre. Lo llevó nuevamente al centro asistencial del barrio, donde le dieron vitaminas y paracetamol, antes de mandarlo de regreso a su casa. Todo siguió, en apariencia normal, hasta el viernes por la mañana cuando la fiebre volvió. La mujer espero el regreso de su marido y juntos fueron caminando hasta al Hospital Mira y López en busca de ayuda, porque el dispensario del barrio cierra sus puertas a las 14 horas. Antes de salir intentaron sin suerte que una ambulancia del 107 los llevara. En ese trayecto de 35 cuadras polvorientas el niño muere en brazos de su madre.

Cuando llegaron a la Guardia del hospital, ya entrada la noche, les dijeron que la muerte fue por la desnutrición. El estigma que persigue a las familias de los niños aborígenes que se mueren en situación de pobreza.

Para los referentes de la comunidad toba de barrio Las Lomas se trata de una muerte anunciada. Desde hace tiempo vienen denunciando la situación de abandono en que se encuentran. Carlos Mansilla, consejero de la comunidad en el Instituto Provincial del Aborigen Santafesino, le dijo a Fuera de Foco: “Siempre que se muere un niño indígena dicen que es desnutrido como si nosotros lo hubiéramos abandonado”.

Mansilla dijo conocer a los padres de Lionel Cardozo y señaló que viven de las changas y la venta de artesanías. Tienen siete hijos, de los cuales solo dos vivían con ellos, y hace muchos años que vinieron de la provincia de Chaco.

El consejero del IPAS agregó que la municipalidad de Santa Fe dejó de colaborar con un comedor comunitario del barrio y lo tuvieron que cerrar.

Mientras los tobas aguardaban la entrega del cuerpito de Lionel para su entierro, el presidente del IPAS, José Luís Benaglia, se acercó a la familia y conoció de primera mano lo sucedido. Luego se entrevistó con el juez de Instrucción Darío Sánchez, para manifestarle la necesidad de investigar todas las circunstancias que rodearon la muerte de este niño. Para el funcionario provincial resulta muy extraño que Lionel haya recibido asistencia médica 48 horas antes de su muerte sin que ningún profesional haya notado los problemas que desencadenaron su deceso.

Según pudo saber Fuera de Foco, la autopsia ordenada por el juez Darío Sánchez, reveló que el niño se encontraba bien cuidado, sin signos de violencia exterior o de grave deterioro por desnutrición. Para la próxima semana se aguardan los resultados de los estudios anatomopatológicos encargados al cuerpo de peritos de la Corte, que permitirán conocer la existencia de enfermedad o cualquier otra dolencia causante de su fallecimiento.

Pero no habrá respuesta médica o jurídica que pueda apagar el dolor de Raquel Cardozo y su familia. Ella sabe que su niño toba se murió de pobreza.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Este tipo de noticias,es la que provoca,desazòn,angustia,dolor,impotencia,.No puede ser,que no haya ninguna respuesta para esa pobre familia.ningun organismo oficial,ninguna asociaciòn intermedia y me pregunto los que componemos esta sociedad del siglo XXI,no sentimos nada,estamos seguros que no podemos hacer nada?espero que la respuesta sea que si podemos hacer algo;PORQUE EL DIA QUE LA RESPUESTA SEA NEGATIVA,DEFINITIVAMENTE COMO SOCIEDAD Y COMO PERSONAS ESTAREMOS IRREMISIBLEMENTE PERDIDOS.GRACIAS RODOLFO-ORAS@HOTMAIL.COM