EL EFECTO “CARLITOS”
La detención Carlos Alfredo Vera Colombini complicó la estrategia electoral de su jefe político. Las excusas ensayadas por los laderos de Ezequiel Martín Balbarrey no alcanzan para tapar la estrecha relación entre el intendente y su chofer. En las elecciones de 2003 fue candidato de tres sublemas que tributaron votos para el triunfo del justicialismo en la ciudad de Santa Fe.
El intendente Ezequiel Martín Balbarrey todavía no explicó el verdadero vínculo que lo une con Carlos Alfredo Vera Colombini. Pese a los encomiables intentos de sus laderos por despegarlo de este empleado municipal - detenido el 2 de agosto a la madrugada, borracho, armado y en un vehículo oficial – la estrategia electoral del candidato justicialista ha sentido el impacto de este incidente. Muy pocos pasaron por alto el mensaje que Rafael Bielsa envió, a través de los micrófono de LT10, al contrincante principal del hombre que lo acompaña en la lista sábana del Frente para la Victoria. “Hay un contendiente peronista, que es el compañero Cachi Martínez, que es kirchnerista y que no tengo ningún motivo para dudar que en su boleta va a llevar como candidato a gobernador el candidato de Néstor Kirchner, que es Rafael Bielsa”, dijo el diputado porteño que aspira gobernar la provincia de Santa Fe.
Este reconocimiento para el candidato a vencer por el intendente de Santa Fe habilita, al menos, dos lecturas. Por un lado, está claro que Bielsa necesita asegurarse la mayor cantidad de votos en la capital provincial para descontar la previsible avalancha socialista que vendrá desde Rosario. Aunque resulta llamativo, que para resolver esta necesidad, el ex canciller conspire contra la estrategia electoral de Ezequiel Martín Balbarrey, que ha intentado instalarse por todos los medios, como una figura indispensable del Frente para la Victoria.
En este sentido el mensaje de Rafael Bielsa es claro: para que gane el justicialismo en la provincia no es necesario votar por Ezequiel Martín Balbarrey en la ciudad. Lo que indica claramente, que el capital político del intendente de Santa Fe, se encuentra en retroceso, incluso, en la visión de sus aliados.
Por ello, resulta interesante preguntarse, que tanto tuvo que ver en este tropiezo, la irrupción de Carlos Alfredo Vera Colombini, o simplemente “Carlitos”, como se conoce en el ámbito de la Intendencia a este empleado municipal, con funciones de chofer, rango de “pata de plomo” y servicios como candidato.
Cuando Vera fue detenido en la esquina de Avenida Gorriti y Aristóbulo del Valle, a bordo de una camioneta de la municipalidad, llevaba debajo del asiento un revolver Taurus, calibre 32, con todos los cartuchos en el tambor. Además, en la parte trasera del vehículo, se amontonaban en una caja, volantes con inscripciones agraviantes contra Oscar “Cachi” Martínez. Si hacía falta alguna evidencia sobre el origen de la campaña sucia que tanto preocupa a los dirigentes del justicialismo, esta fue encontrada aquella madrugada del 2 de agosto pasado.
Con estos datos disponibles para todos los santafesinos, resulta risible la desmentida de Pablo Abraham – Secretario de Gobierno y candidato – que calificó como “absurda y ridícula” la posibilidad de “vincular ese accionar con alguna acción del Intendente o la gestión Municipal”. Salvo para este “todoterreno” de la política local, está claro que “Carlitos” Vera actuaba por orden de Ezequiel Martín Balbarrey. Aunque es importante advertir que esta trapisonda no fue la misión más importante protagonizada por el incómodo chofer.
“Carlitos” candidatoEn las elecciones generales de 2003, el Partido Justicialista de la ciudad de Santa Fe presentó 17 sublemas para la categoría de Intendente. Entre todos reunieron los 89.043 votos que instalaron a Ezequiel Martín Balbarrey en el despacho principal del Palacio Municipal. Parte de esa cosecha surgió de las tres listas que llevaron a Liana Moraguez como primera candidata a concejal.
En el esquema interno del peronismo santafesino los sublemas “Por Santa Fe”; “Todos por Santa Fe”; y “Unidos por Santa Fe”, eran propiedad de quien sería consagrado Intendente de la ciudad. En las listas de concejales aparecían candidatos con algo de historia, alguna presencia territorial, y de relleno varios impresentables, que en base a favores y mandados bien cumplidos se ganaron un lugar en la historia electoral del partido. En esta última categoría se inscribe Carlos Alfredo Vera, segundo suplente, detrás de Liana Moraguez, Carlos Cardozo, Alcides López, Eduardo Errante, Susana Cámpoli, Omar García y Gladiz Gonzáles Triunfini.Para “Carlitos” Vera se trató de un paso importante, en lo que imaginaba, su incipiente carrera política. Si bien las posibilidades de sentarse en una banca del Concejo Municipal eran prácticamente nulas para este muchacho de Guadalupe Oeste, con su nombre impreso en tres boletas del Partido Justicialista (ver abajo y a la izquierda) se abría un horizonte prometedor, aunque ahora sus acciones se encuentren en baja.
Pero la historia juega a su favor y algún día llegará el reconocimiento. A diferencia de los volantes anónimos encontrados en su poder la noche del 2 agosto, las boletas impresas para las elecciones de 2003 tienen pie de imprenta y autor, y este se llama: Ezequiel Martín Balbarrey. Solo es cuestión de esperar el momento.